Nada era igual. La descripción que el padre de Olaya había hecho de el mundo en 2005 era historia y por mucho. Despertó. Alrededor de ella había un aterrador silencio que la hacía sufrir. Todo estaba igual. Las píldoras de comida que no había querido comer estaban al lado de su mesita y en su cápsula el agua que la rellenaba daba la sensación de la sábana más fina y ligera jamás fabricada. Se levantó de la cama y se dirigió a una pequeña cocineta que tenía en su apartamento; tras buscar durante 5 minutos encontró un frasco con más píldoras que tenían los nutrientes de un rico tocino, dos huevos y un hotcake. Había escuchado de todos estos platillos antes pero nunca comió uno. Le encantaba leer y se preguntaba si un día la tecnología podría hacer que las páginas de todos estos libros volarán y los transportarán con Carlomagno,o con Mujercitas o mínimo con Harper Lee.
Ella estudiaba la universidad que no era nada más que un edificio gris y triste. Cuando su padre murió la población aumento casi al triple; una tras uno los bosques, las praderas y montañas habían sido pobladas. India, Centro y Sudáfrica desaparecieron y las Antillas se hundieron. Ahora no había un lugar en el mundo sin un ser humano.
Estudiaba la carrera de antropología. Ese día llegó a la universidad tarde, gracias a que tranvía que podía cargar más de 20,000 personas, se había demorado. Después de una agradable corredera por todos los pasillos por fin llegó. Al entrar vio a Monsieur Papayanopulos sacando papeles de una urna. Recordó que ese día iba a ser el sorteo para ver quien iría a Australia a dar una platica. Después de tanta emoción Olaya salió seleccionada.
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El último lugar
RandomEn el año 2100 todo ha cambiado excepto la India. Dos viajeros rusos, a través de una emergencia aérea tienen que aterrizar en este país donde descubrirán la hermosura de el último rincón.