Tan efímero y pequeño, con miedo de exponerse a la grandeza de la fama. Te encorvas tratando de minimizarte y que nadie note tu presencia. Anhelas melancólicamente aquellos días en los que la gente te pasaba por desapercibido. Ahora todas las miradas, sean malas o buenas se posan en ti y te hacen querer desaparecer.
Te refugias en el sabor del alcohol y sus efectos. Sientes como si te hiciera desaparecer; puedes hacer todo lo que desees en tu mundo de fantasía en el que sólo tú existes.
Sabes que no hay manera de que te ayuden, es demasiado tarde. Te has vuelto adicto a ese círculo vicioso en el que dejas de lado la realidad y te alojas bajo una botella.
Ni Damon, Alex y Dave podrán entender lo que sientes. Nadie nunca podrá hacerlo.
Los conciertos se habían vuelto una tortura para ti. El ver a ese público enloquecido por tu presencia te resulta terrorífico, y si estás ebrio quizá te resulte fascinante y te puedes dejar llevar.
Pero la felicidad no durará por siempre y lo sabes. El ciclo comenzará a formarse y en lugar de dejarte llevar y ser feliz, te volverás un idiota prepotente al que nadie soportará.
Tienes miedo de que ese día llegue.
Hundes tu cabeza bajo la bañera y te dejas llevar, pero esta vez no hay pizca alguna de alcohol en tu sangre. Sólo depresión crónica en tus neuronas.
Tan efímero y bello. Tan ansioso por morir.