Otro cero punto uno de nota en el examen de Ciencias de la Flojera. Otra vez sin Wifi patrocinado por el vecino. Una vez más el unicornio que tenía de mascota se había comido sus galletas. La vida de Asdfghjk no era fácil, añadiendo que casi nadie podía pronunciar su nombre, ¿qué otra cosa más se podría agregar a la lista?
Sentado en su sillón de piedra, contemplaba la caja recién llegada que reposaba ahora en su regazo; presentía que su momento había llegado, así que tomo su pistola con láser para abrir el paquete dejando a la vista una grandiosa chancla. Asdfghjk sonrió, tal objeto había pasado de generación en generación en su familia y ahora le tocaba a él. Con eso seria invencible y podría ir al supermercado por raciones de galletas interminables.
Asdfghjk caminó por las calles de la ciudad luciendo la chancla, todos se alejaban de él para no tener que lidiar con la fuerza de su poder, nadie quería problemas. Aún así cuando llegó al supermercado se llevó una gran sorpresa:
—Ya no quedan galletas en el mundo.
El grito de Asdfghjk fue tan agudo que rompió los vidrios del establecimiento, lloró y se limpió los mocos en el cabello largo de un rockero que pasaba por allí, corrió diez veces alrededor de la fogata de la decepción, luego se acurrucó en una esquina y meditó por un largo tiempo.
—¿Quién se llevó las últimas galletas? —preguntó al fin.
—Su unicornio —respondió el dependiente con cara de aburrido porque quería llegar a casa a ver su telenovela favorita.
Asdfghjk se levantó triunfante, pensando que aun tenía oportunidad, caminó nuevamente buscando a su víctima hasta que lo encontró. El unicornio, sentado en un columpio del parque, degustaba la última caja de galletas, hizo una mueca de burla cuando vio al chico molesto empuñando aquella chancla más vieja que su vida. Asdfghjk por su parte, apuntó, dejando que el objeto tomara el poder máximo en el trayecto.
Sin embargo, el unicornio comenzó a mecerse en el columpio por lo tanto, la chancla pasó de largo y fue a caer en el edificio más alto del universo, el cual se destruyó en pedazos provocando una lluvia de vidrios mundial. Asdfghjk se escondió en la ramita de un arbusto cuando vio venir la destrucción. Pero la chancla siguió su camino, hizo que los camiones de bomberos arrojaran gasolina en lugar de agua, fue directo hacia la NASA y activó las naves espaciales para que huyeran de la tierra, se hizo un par de selfies al pasar por los monumentos más importantes del mundo cuando los destruía y finalmente llegó a su dueño. Para ese momento los humanos se refugiaban debajo de las piedras para no extinguirse.
—¡Yo solo quería mis galletas! —exclamó Asdfghjk.
¿Qué otra cosa se podría agregar a la difícil vida de Asdfghjk? Ser el que inició con el fin del mundo y que su unicornio lo traicionara y lo dejará sin la última caja de galletas.