Aquella escapatoria no había durado mucho, la policía los había buscado en todos los estados habidos y por haber. Y lastimosamente, los habían encontrado.
Marizza rió colocándose los pendientes mientras recordaba aquellas aventuras que vivió con Pablo en su a adolescencia.
—¡Mami, Lourdes me está tirando del cabello! —dijo la pequeña Constanza tironeando del vestido de Marizza. La misma sonrió.
—Niñas, no peleen. —dijo tranquilamente.
—¿Qué les pasa a mis princesas? —dijo Mía entrando a la habitación y abrazando a Lourdes y Constanza.
—¡Tía! —exclamaron ambas niñas abrazándola. Ella sonrió.
—Todavía no creo que vas a casarte. —rió la rubia. —Pensar que fue ayer que no creías que Pablo era aquel chico de las notas de tu casillero.—Pero por suerte ahora estamos muy bien. —dijo mirándose al espejo. Mía apareció detrás de ella y ambas se miraron al espejo.
—Estás preciosa. —sonrió Mía, acomodándole la cola del vestido.
Mía y Marizza estaban sustraídas totalmente, mientras que Constanza le pegaba a Lourdes con una plancha y Lourdes quería cortarle el pelo con unas tijeras.
—Ya es hora. —dijo Mía mirando el reloj. Marizza suspiró. Estaba lista.
—Niñas. —Marizza se dio vuelta y sus hijas se quedaron totalmente quietas.
—Te ves súper bonita mamá. —dijo Lourdes.
—Estás di-vi-na. —dijo Constanza actuando como diva y separando las sílabas, haciendo reír a Marizza.
—Gracias hijas. Ya es hora de salir, vamos.
Lourdes y Constanza tomaron la cola del vestido de Marizza y salieron de la habitación.
Las puertas de la iglesia se abrieron, dejando ver a toda la gente sentada en aquellos bancos de madera totalmente brillantes. Su vista viajó hacia Pablo, súper elegante y con una gran sonrisa de ilusión.
No podía estar más enamorada de ese hombre, o tal vez sí podía. Y sinceramente, lo estaba.
—Estamos aquí reunidos, para celebrar y unir en matrimonio al señor Pablo Bustamante y a la señorita Marizza Pia Andrade. —Marizza sonrió.
—Señor Bustamante, ¿acepta a la señorita Andrade como su legítima esposa, para amarla, respetarla, cuidarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, hasta que la muerte los separe?
—Acepto. —sonrió.
—Y usted señorita Andrade, ¿acepta al señor Bustamante como su legítimo esposo, para amarlo, respetarlo, cuidarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, hasta que la muerte los separe?
—Acepto. —dijo con lágrimas en los ojos.
—Entonces los declaro, marido y mujer.
Lourdes y Constanza les entregaron los anillos, que fueron colocados cada uno en el dedo del otro y juntaron sus labios en un profundo beso.
Gracias a todas esas personas que se quedaron conmigo en ésta madrugada leyendo la historia. Lxs amo.
Pd: a los que llegaron después, escribí esto en una noche. Ya sé, soy genial ahre.
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Notas [Pablizza]
FanfictionDónde Pablo es un jugador de fútbol famoso en su preparatoria y Marizza es una chica nerd invisible para todos.