Te tuve que abandonar

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Puedo apreciar en su rostro un atisbo de soledad,

tan silencioso como sus sollozos cada noche en la oscuridad.

Será una joven de triste alma marchita, 

pero cuando la luz de la Luna la ilumina, siento resurgir de mis cenizas.

Quisiera abrazarla, hasta quitarle la soledad.

Sé que sus lágrimas yo puedo secar,

pero que injusto fue el mundo que me tocó habitar,

pues rápido me enseñó que yo era mortal.

No quise abandonarla, juro que jamás quise dejarla,

pero no era dueño de mi vida; y pronto de su vida me tuve que marchar.

Sé que no me ha perdonado por haberme ido de su lado;

cada noche la oigo sollozar por haber este mundo abandonado.

Cada noche la observo crecer y cambiar,

me duele verla reír de día pero de noche llorar.

Porque no es capaz, por más que se esfuerce, de olvidar,

que un día, sin quererlo, la dejé en la más lacerante soledad.

El tiempo para ella pasa en dolorosa calma,

para mí se detuvo, se tuvo que parar.

Mi corazón pensé que dejaría de latir, de amar.

Pero la sigo amando, y sufriendo su falta.

Quisiera abrazarla, hasta quitarle la soledad.

Sé que sus lágrimas yo puedo secar,

pero ya nada puedo hacer más que sentarme a mirarla y esperar,

a que un día ella descubra que es mortal, y mis brazos vuelva a habitar.

By: @YourLittleBiscuit

Poemario de dos almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora