Guia para volar.
A mis queridos lectores:
Antes que nada, gracias.
Gracias por dedicar tiempo a lo que están por leer,
Comprenderán que no es un gran libro, solo una pequeña historia.
Más puede que no sea fácil de entender.
Mi intención no es solo escribir un relato de fantasía, no.
Puede que esto sea un sueño, pero véanlo desde el punto de vista de la realidad.
En algún punto de la vida, todos queremos comenzar algo, emprender algo.
Ya sea caminar, correr o volar.
Espero que al verla con los ojos de la realidad, entiendan lo que estoy por contar.
Disfrazada de fantasía, he aquí una guía para la vida.
Con amor, Nasire Hasbún.
“Es simplemente imposible”
Dijo Eloísa, una pequeña de tan solo diecisiete años de edad. “Siempre crees saberlo todo, ¿no?” respondió su pequeña hermanita, Emilia. “No es que lo sepa todo, Emi, pero hay cosas que son obvias en esta vida” le contestó.
Una de las tantas peleas interminables entre hermanas. Eloísa, mejor conocida como “Elo”, de diecisiete años, y Emilia, de quince años. Cualquiera que las conociese podría apostar su vida de que las pequeñas y sus edades no iban de acuerdo con su forma de pensar.
Elo podría ser una mujer de cuarenta años encerrada en un cuerpo de niña de diecisiete, y Emi una niña de 7 años que lucía como una de quince. No por amargada y la segunda por fatua, no: Elo por sabia, y Emi por soñadora.
“Emilia, la única forma que un ser humano puede volar es con algo que le ayudase a ello. Si se tirase al vacío por su propia cuenta lo único que lograría es caer” dijo, con un aire de obviedad, como si lo que decía era ley, y de hecho, según newton, lo era.
“¿Qué hay de los ángeles?” dijo Emi, haciendo alusión a su canción favorita… “No eres un ángel”
Respondió.
Un silencio reino en la habitación, y Elo dio por terminada la discusión. Pero unos minutos después Emi se levantó del suelo donde estaba tirada frente a la chimenea mientras soñaba despierta, se dirigió a la puerta y antes de salir se detuvo y dijo en un susurro “Tal vez no sea un ángel, pero lograre volar” sin siquiera voltear a ver a su hermana, Emi abandono la habitación.
Esa noche, Elo fue a la cama pensando en lo ocurrido, y sin querer termino durmiéndose pensando en ello.
Una brisa helada a despertó, como un fantasma que acariciaba su rostro. Al abrir los ojos, la luz del sol la obligo a cerrarlos de nuevo. Y trató de sentarse, pero un extraño movimiento no le permitió lograrlo. Cuando recobró la conciencia se dio cuenta que algo extraño estaba pasando.
Seres con alas pasaban volando sobre ella
Pareciere que fueren gaviotas; la brisa soplaba haciendo que la barca se meciera al son de las olas. Una vez sus ojos se acostumbraron a la luz, se dio cuenta del extraño lugar en el cual se encontraba.
Trato de sujetarse de los extremos de lo ancho de la barca, y finalmente logro sentarse.
Una inmensa e imponente bestia azul fue todo lo que pudo ver, como el océano se extendía alrededor de ella, rodeándola por donde quiera que sus ojos alcanzaran a ver.
