Despertar: Sentir dolor. Sentirlo desde el mismísimo amancer. Para mucha gente, un nuevo día puede ser maravilloso. Para otras, un calvario. Sé que no estoy ni en uno ni en otro con mi condición, pero aún así, no es demasiado agradable para mi levantarme sabiendo que tengo que seguir aguantando los mismos dolores de hace años. Pero más allá de sólo dolor, se trata también de limitaciones. De cosas que anhelo demasiado realizar, pero con mi condición, no puedo. Un amancer para una persona, puede ser lo más simple. Para otras puede significar nuevas oportunidades, horizontes, propósitos, esperanza. Entonces, si alguna persona me preguntara ¿qué significaría para mi un nuevo amanecer?, lo único que se me ocurriría decir, es que para mi sería incertidumbre. ¿Por qué? Porque no sé qué es lo que va a terminar pasando con mi enfermedad. Porque a lo mejor voy a terminar siendo un discapacitado antes de los 30/40. Porque mis limitaciones actuales van a aumentar para cuando hayan pasado 10 o más años. Porque lo más seguro, es que termine dejando ésta tierra sin cumplir uno solo de mis sueños. Desde el comienzo del día, todas esas preguntas, inquietudes, reflexiones... retumban en mi cabeza inevitablemente. Mi amanecer, comparado con el de muchas personas, no significan esperanza, ni progreso, ni nuevas oportunidades; muy por el contrario. Mi amanecer, es una incógnita... una pregunta cuya respuesta, está en mi. Pero ni yo, lamentablemente, puedo encontrarla.