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El motor de la moto de Scott fue disminuyendo hasta que se detuvo fuera del Beacon Hills High School, amarrándola con su cadena asegurándose que estuviera a salvo.
— Hola Scott.
La repentina y cantarina voz hizo que diera un brinco, encontrándose con su vieja amiga Acacia, una castaña de ojos profundos.
— Hola florecita — dijo con una torcida sonrisa.
Acacia río, desde que Scott había averiguado que era una acacia, había decidido llamarle así, incluso cuando la acacia oficialmente no era una flor.
Ambos caminaban hablando de temas banales hasta que llegaron a los casilleros de ambos. Ahí vieron que había una inusual figura de papel pegada al casillero del chico moreno.
— ¿Que es eso Scott? — quiso curiosear.
Acacia vio que su amigo arrancó el avión de papel con sus mejillas sonrojadas a más no poder, lo leyó rápidamente riendo muy nervioso, lo cual a los ojos de acacia era algo adorable.
— No es nada, vamos Acacia tenemos clase de historia.
Scott sin darse cuenta entrelazo sus dedos con los de Acacia y la chica sintió que moría y al mismo tiempo que volaba por los aires, su yo interior brincó por estar tomando la mano de Scott.
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Después de un largo día Scott por fin se encontraba en la privacidad de su cuarto. Se tiro a su cama con todo y mochila, buscando el pequeño avión de papel en ella para por fin leerlo con calma y sin otras personas presentes.
Scotty:
Debo decirte que te vez muy tierna concentrado en clases, en serio deseo que saques muy buenas notas este semestre. Se que te haz esforzado muchísimo.
Aunque tus bonitos ojos siguen tristes.
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