Juleka miraba las piernas de su amiga Rose. No estaba segura de por qué lo hacía pero era una costumbre mirar el cuerpo de las mujeres, sobretodo los senos.
Le gustaba repasar la figura de su amiga y pocas veces su imaginación quitaba la ropa. Era su secreto, mirar el cuerpo de otras mujeres.
—¿Crees que es demasiado rosa?— Preguntó la rubia mirando su dibujo.
La más alta negó, mirando los hermosos ojos azules de su amiga. Empezó a sentir una necesidad de mirar un poco más a la chica delante suyo. Se acercó y tomó con ambas manos el rostro de su amiga.
Rose estaba confundida mientras que Juleka sintió el mundo desaparecer al enfocarse en la otra.
—¿Otra vez mirando mis ojos?— Agregó juguetona la rubia.
—Eso parece.— Se unió a ellas Kim quien miraba con burla a las chicas.
Juleka se separó rápidamente de Rose puesto que Kim estaba presente. Odiaba a ese chico, molestaba a Rose quien decía que no le agradaba y planeaba ser fría con él para que las dejara. Pero la rubia siempre respondía muy sonriente y amable al chico lo que ocasionaba que él siguiera viniendo.
Otra razón por la que lo odiaba, simple. Siempre las llamaba lesbianas, que eran novias, preguntaba por la boda y cosas así. Eso frustraba mucho a la gótica puesto que con esos comentarios, la pequeña Rose se alejaba un poco de ella.
Juleka era muy cariñosa y podía verse con los abrazos y cercanía corporal. Normalmente siempre pasaba su brazo sobre los hombros de la rubia que recargaba su cabeza sobre la gótica. Hasta que llegó Kim.
Rose deshacía esas posiciones cariñosas, dejaba cierta distancia entre ellas al sentarse. Juleka apreciaba mucho ese contacto por lo que se sintió ofendida.
—¡Kim dame mi lápiz!— Pidió con poca paciencia la rosada.
El chico rió y siguió esperando a que Rose comenzara a brincar, tenía el objetivo de ver sus pechos rebotar, aunque parecía plana pero él sabía que se debía a esa ropa no pegada al cuerpo. (Esto pasa en la vida real, true history)
—Devuélvele su lápiz pendejo.— Ordenó poniéndose de pie con una mirada de pocos amigos.
—Juleka vino a defender a su novia.— Se burló bajando la guardia.
Rose tomó su lápiz molesta y regresó a su lugar, odiaba cuando Kim sacaba a flote esos comentarios.
—Hablar así de mí no te dará los huevos que te faltan Kim.
Los asientos cercanos victorearon a la gótica quien sonrió orgullosa. El atleta hizo una mueca enfadado.
—¿Insinúas que quieres vérmela?— Respondió cruzando sus brazos.
La gótica gruñó frustrada, Kim siempre salía con algo que le hacía ganar ese tipo de peleas. Molesta regresó a su asiento mientras que Rose miraba preocupada la situación.
🏳️🌈
El chico miró a Théo Barbot, su maestro de escultura. El dibujo, pintura y escultura no le molaban mucho, él prefería la música. Sólo tenía dos razones para estar en ese salón cada que se acababan las clases.
La primera, sus calificaciones no iban muy bien por lo que le sugirieron entrar a alguna actividad que podría brindarle notas extras para subir sus calificaciones. Y la segunda, ni idea.
Luka indagó las actividades disponibles y ninguna parecía llamarle la atención, prefería pasar un rato con su hermana componiendo. Caminó junto a unos salones sin atención.
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Homosexual
Teen FictionUn pequeño secreto que lo hará llevar a Chat noir a la cama. Un pequeño secreto que puede arruinar una amistad.