Labios

Los días pasaban muy rápido para aquel hombre con esa pérdida mirada, con esa fría y oscura alma que se llenaba cada día de vacíos y mas vacíos.

Hoy no iba a cambiar nada o ¿tal vez si?; sentado viendo a un punto fijo en la pared, vienen a mi mente recuerdos de lo que un día fue mi vida, pero vuelvo a la realidad e imágenes de mujeres dando gritos ahogados retumbando en mis oídos vuelven a mi mente, aunque esos recuerdos se han ido silenciando cada día mas aun los puedo sentir como si todavía estuviera hay, aquellos que aturden mi mente a diario pero hay uno que nunca se podrá ir silenciando... Fue ese primer grito de dolor escuchado por mis marcados y aturdidos oídos, aún sigo rechazando la idea de que por ella estoy así.

Salgo de mi casa concentrado en mi objetivo, esa parte de la mujer que mas llama mi atención, la que ha marcado mi vida, ¨ quisiera volver a sentirlo¨ eso pienso al recordarla.

Intentando mirar a lado y lado con algo de disimulo pero se me hace casi imposible; veo, examino, detallo cada aspecto de lo que me interesa de ellas, pero ninguna me llena, veo una y se que no va a ser igual a los de ella, pero ¿qué pierdo con intentar? si ya eh perdido todo lo que me importaba en este mundo frio y oscuro.

Me acerco a ella con sigilo, sin que ella se de cuenta la sigo por aquella calle solitaria, cuando veo que es el momento adecuado con cautela me acerco aún mas a ella (la detallo aunque es bonita, no es perfecta... lo que me interesa se ve bien). la acorralo de inmediato quedo frente a ella, me mira con desconcierto, miedo y extrañeza, sus ojos miel me recuerdan a ella, así una vez mas confirmo que ella es incomparable pero... lástima ella ya no me ama.

Me acerco a ella delicadamente (ya es rutina) pongo mis manos sobre su bonito pero imperfecto rostro, la miro a sus ojos miel, a ella le molesta esta acción de mi parte así que los cierra, ¨todas hacen lo mismo¨, pienso; Aunque no la culpo pues nadie quiere mirar a unos ojos demacrados como son los míos. Me centro en lo que me interesa y lo detallo aún mas, eran: rojos, finos y algo agrietados, ella muestra algo de sensibilidad.

Coloco los míos sobre los de ella pero ella se resiste, ¨otra¨ pienso; Ya comprobado que sus labios no eran iguales a los de ella, lo que sigue se a convertido en rutina.

Saco una pequeña navaja de mi bolsillo (ella aun seguí con sus ojos cerrados) y con cautela hago un pequeño corte justo en la arteria de su pequeño e imperfecto cuello, y como las veces anteriores vuelvo a escuchar ese grito ahogado de otra que cae por no tener los perfectos labios que tanto busco y anhelo.

Unos me tratan de psicópata otros de asesino pero yo, se lo que soy... Solo un hombre que busca revivir lo que algún día vivió con su amada, pero que ahora no lo volverá a sentir

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