ARBOL DE OTOÑO

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-Hola aquí estoy de nuevo- dijo el pequeño chico entre susurros al árbol de hojas amarronadas- vengo a visitarte. Te prometí que volvería y aquí estoy, te traje un regalo- abriendo una cajita mostró ante el tronco un pincel y unas pinturas- voy a pintarte unas lindas marquitas que taparan esas zanjas que te han hecho con cuchillas.-

Detrás de los juncos estaba un joven pelirrojo que había estado escuchando muy atento la conversación entre el chico y el ser invisible que se encontraba en el árbol. No se explicaba como ese pequeño había escogido a un árbol como amigo “imaginario” según él. Naturalmente las personas escogen al amigo que solo uno puede ver no a un tronco con ramas y hojas que no se mueve ni hace mayor cosa. Lo miraba atento como aquel talento se ocultaba al fondo de la clase sin mover ni un músculo solo para responder las preguntas ocasionales de los profesores. Él pensó que necesitaba un verdadero amigo, no uno falso que los años no lo tocaba nunca. Salió y enseguida le preguntó qué era lo que hacía.

-¿Qué se supone que estás haciendo aquí cerebrito? ¿Jugando con tu amigo Abril Arboleda o Arbolen Avenía?- le preguntó en un tono sarcástico y burlón al joven.

-No me molestes Donovan. En la escuela está bien, pero junto a mi amigo no me molestes por favor. El es más alto que tu y puede protegerme de todo lo que me hagas. Si tu me golpeas el te aplastará hasta que corras a ver a tu mam...

-Jajajajaja no me hagas reír Yuki. Un árbol no se mueve en lo absoluto, no me puede hacer nada de nada, como si fuera a levantarse y darme un golpe sobre la cabeza o algo por el estilo- el viento comenzó a soplar más y más fuerte levantando las hojas del árbol y la gorra de beisbol que en ese momento llevaba Donovan- está bien te creo te creo, pero explicame que mismo es lo que sucede aquí.-

Yuki le pidió a Donovan que se sentara un minuto para explicarle toda la verdad. Él desde hacia mucho tiempo tenía un gran amigo que lo acompañaba a todas partes, era un perro llamado Autumn que lo perseguía aunque el fuera a la escuela. Cuando le dijeron que se iba a cambiar de ciudad por el trabajo de su madre y su abuelo, las personas con las que convivía, el perro se puso enfermo y falleció un día antes de mudarse. Yuki lloró todo el camino a la nueva localidad hasta que en medio del trayecto escuchó un zumbido en su oreja como el de una música. Al bajar del automóvil siguió el sonido y se detuvo ante el enorme árbol que de entre todos permanecía con las hojas de un color acaramelado aunque fuera primavera. Yuki dijo que había escuchado como le hablaba y le decía que junto a él encontraría a su verdadero amor tan solo con una condición que este le cuidara y le amara como a un padre.

-El "árbol" me enseñó todo lo que se y ese "árbol" tiene nombre. Se llama Aki- ambos miraron a la copa del árbol al mismo tiempo totalmente sorprendidos de lo alto que era la planta.

-Yuki, y ¿qué te enseñó?. Necesito aprender, mi madre dice que nos iremos a otro colegio en donde no tendré amigos si no estudio.- dijo Donovan sentándose junto al árbol.

-Déjame ver. Te enseñaré primero a hablar con él y luego a escucharlo para que sepas todo lo que él me ha enseñado a mi- agarró una de las manos del bravucón y la colocó sobre la corteza- siente lo dañado que está. Mucha gente viene aquí y talla sus nombres sin saber que eso le duele demasiado-

-Eso es terrible, no deberían hacerlo. Van a ver lo que les hago, también les tallaré nuestros nombres en su a...

-No seas grosero... ahora hazle una pregunta

-¿Cuánto es la raíz cuadrada de 9?

-No te burles de mi... se que no crees que esto sea verdad pero es la realidad... y la raíz es tres para que sepas...-dijo la voz entre las hojas

-Buaaaa... realmente dijo algo ¿tú lo escuchaste?... Yo mejor me voy- Y salió corriendo sin mirar atrás nada más para despedirse de Yuki. Estaba realmente espantado por lo que había escuchado. ¿Cómo era posible que un árbol con raíces, ramas y hojas pudiera hablar?

A la mañana siguiente Donovan aún seguía desconcertado por lo que había escuchado de un ser practicamente inanimado que pasaba su día sembrado, tomando agua y creciendo. Hizo sus actividades básicas como un robot, desayunó automáticamente sin darse cuenta de que era una comida que no le gustaba y que su mamá esperaba un reproche y no un silencio, se cepillo los dientes, algo que realmente casi nunca hacía, se peinó con gel, lo que era practicamente imposible porque el siempre iba greñudo con sus cabellos para un lado y para el otro como los de un pincel, ¡y se despidió de su hermana!¡su pequeña y odiosa hermana Maribel!¡la que siempre le culpada por 'pegarle' cuando eso no era verdad nunca! Toda su familia lo miró con una cara de desconcierto asombroso.

-Doni. ¿Te encuentras bien?...

-No mamá.... no

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