bloody heart | twilight one shots [editando]

Cásate conmigo (Emmett Cullen)

Han pasado tres meses desde que tú y Emmett comenzaron a salir. Todo se siente como un sueño, todo tan nuevo, tan emocionante, tan correcto. Nunca habías sido tan feliz y él tampoco. Se nota en la manera en que te mira, como si fueras lo más importante en el mundo.

Una tarde, los dos disfrutan de un día tranquilo juntos en la casa de los Cullen y, mientras la luz del sol entra a raudales por las ventanas, Emmett se levanta, su risa demasiado juguetona para tu gusto.

—¿Emmett? —preguntas, sintiendo una ligera curiosidad por el cambio repentino en su actitud.

Él toma tu mano, rodeándola con sus grandes y cálidos dedos, y te lleva afuera. Hay una chispa en sus ojos que no puedes ubicar.

—¿A dónde vamos? —preguntas, tratando de mantener tu voz ligera.

—Al bosque —dice, su voz llena de emoción—. Quiero mostrarte algo.

Lo sigues, tu curiosidad creciendo, pero cuando llegan a una pradera, tu respiración se detiene. Allí, en el centro, hay una mesa. Sobre ella, una pequeña caja de terciopelo que brilla de manera sobrenatural.

—¿Qué es esto? —susurras, incapaz de apartar los ojos de la caja.

Él se ríe con suavidad, su sonrisa ensanchándose. 

—He estado planeando esto desde que somos una pareja y ahora estoy listo.

Antes de que puedas procesar lo que quiere decir, se arrodilla ante ti, el mundo parece detenerse. Su mirada es seria, su expresión llena de amor y determinación.

Parpadeas, tu corazón late con rapidez mientras él abre la caja para revelar un impresionante anillo, el diamante captando la luz de una manera que hace que tu estómago dé un vuelco.

—Cásate conmigo —Es más una petición que una pregunta. No hay ni una pizca de vulnerabilidad en su mirada confiada.

—¡Pero Emmett! ¡Solo llevamos tres meses juntos! —exclamas, aún en shock por la enormidad del momento. Miras el anillo, abrumada por lo repentino de todo esto.

Él te sonríe, sus ojos suavizándose mientras se pone de pie para acercarse a ti.

—Lo sé, pero nunca he estado más seguro de nada en mi vida. Supe desde el momento en que nos conocimos que te quería en mi vida para siempre. El tiempo es solo un número para mí, cariño. No lo necesito para saber que eres la indicada para mí.

Lo miras, tu respiración se detiene mientras sientes una lágrima escapar, aunque no sabes si lloras por la avalancha de emociones o por la pura belleza del momento.

Él levanta tu mano hacia sus labios, dándote un suave beso en los dedos.

—Te amaré por toda la eternidad. ¿Por qué dejamos que pase el tiempo? Estamos destinados a estar juntos, así que debemos disfrutarlo al máximo. —Suelta un pequeño suspiro innecesario antes de mirarte de nuevo—. Entonces... ¿qué dices? ¿Puedo casarme contigo?

¿Ustedes dirían que sí o que no?