La verdad se hace mentira, la mentira constante. Lo torcido derecho y lo claro se torna oscuro. El lugar donde la ficción es superada por la realidad, no por ser especial sino porque lo hacen especial. Nada es lo que parece y lo que parese ser, es ficción.
El amor es el sentimiento más puro y sincero que existe, según definiciones de distintas personas. Para otras, el amor es el antónimo de odio que se hace visible ante una situación indeseada para dar paso a una aventura pasajera sin tener pendiente cualquier inconveniente que haya ocurrido en el pasado. En otro sentido, el amor y en resumen, viene siendo Dios mismo.
Las definiciones se olvidan cuando llega el momento, solo se actúa, como por instinto. El camino entre Anthony y Yajaira es largo pero corto. Un camino tan cercano que a la vez se hace distante. Dos personas conocidas que ni se conocen, ni intenciones hay que permitan un cruce aunque sea de dos palabras ( hola y adiós).
Un día inesperado, sucedió un acontecimiento que pudo cambiar el curso de la historia, pero no fue así. De camino al trabajo, como si fuera el destino mismo, el ticket de pasaje coincidió. Anthony y Yajaira estaban sentados uno al lado del otro. Todo era silencio. Las personas hablando, la música en la radio, el sonido de la brisa, las ruedas de hierro y la bocina del tren no pudieron desbaratar el silencio que había entre Anthony y Yajaira.
Los asientos eran más cercanos que sus propias casas, ya que eran vecinos. Su orgullo no permitía que existiera una conversación, pues sentían que el otro era que debía iniciar lo que le permitiría resolver el conflicto existente entre los dos.
Anthony hacía silencio, Yajaira también, se miran de reojo y todo sigue normal. A Yajaira se le ponen los pelos de punta por los nervios que cogió y se le cae el bulto del trabajo. Anthony por caballero, baja a buscar el bulto que cayó debajo de ella, rozando sin querer su pierna izquierda. Lo que ella sintió fue pasión, algo indescriptible que hizo que ella olvidara lo que sea que haya pasado entre ellos dos.
El tren en ese momento cruzó por un túnel oscuro como la noche. Sin saber cómo, solo ocurrió. Los dos juntos como anillo y dedo, lejos de sus asientos, cerca de cuerpo y alma. Tan largo se hizo el viaje, que cada pasión era inolvidable.
Dos fieras con rabia y una sola intención, devorarse. Los respiros del uno y el otro estaban ajitados como si hubiesen corrido un maratón. Las caricias volaban, los besos como explosión y las mordidas no podían faltar ni los latidos del corazón.
El tren salió del túnel y todo fue como si no hubiese sucedido nada. Lo que pasó en el tren, se queda en el tren...
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El Tren
RomanceExisten puntos de encuentros fabulosos, pero nada como un tren. Las distracciones se convierten en factores que favorecen la experiencia y la distancia se hace corta.