Bueno, todo comenzó cuando yo tenia 5 años, en la esquina de mi casa habitaba una familia, esa casa se caracterizaba por ser grande y tenebrosa.
Esa familia tenía dos hermanas gemelas, que siempre jugaban a saltar la piola. Un día me invitaron a jugar con ellas, por lo que vi ellas eran muy buenas. Su madre me invitó a comer. Yo acepté, y un rato después llego a mi casa y mi mamá me estaba esperando con un plato de fideos, me dijo: Hijo ya se te enfrío la comida, ¿se puede saber donde estabas?
-Sí mamá, estaba comiendo en casa de unas amigas.
-Bueno, pero que sea la ultima vez.
Al pasar el tiempo yo seguía jugando con las gemelas, sin saber lo que más adelante sucedería.
Un día voy a casa de ambas. Y empecé a jugar con ellas. Cuando de repente una de las dos se cae, llora y la otra me dijo: "Ve y llama a mamá".
Rapidamente fui a buscarla y le dije:
-Rápido una de sus hijas se ha golpeado
-Pero...
-Vamos,vamos no hay tiempo que esperar.
-Pero, espera..
-Vamos...
Cuando llegamos al frente de la casa, misteriosamente las niñas ya no estaban, yo empecé a llamarlas pero fue en vano porque la madre puso su mano en mi hombro y me dijo:
-Intente decirte que las niñas no pudieron haberse caído, pues fallecieron ayer cuando se ahogaron en la fuente de nuestro patio.
Yo no lo podía creer. También me dijo una frase que me estremeció el alma.
-Cuando estaban en coma dijeron, solo quisiéramos saludar y jugar por ultima vez con nuestro mejor amigo, el único que jugó con nosotras mientras otros no querían hacerlo.
Esto es algo que jamás podre olvidar, ahora estoy casado y tengo hijos. Tengo 34 años y si de algo estoy seguro, es que daría lo que fuera por volverlas a ver y jugar con ellas.
Terror en el Camino
Era una noche tranquila, en el cielo no había ni una sola nube sólo las infinitas estrellas que en esa noche su brillo era inusualmente intenso, igualmente la luna. Yo iba escuchando "Entre Caníbales" de Soda Estero por la radio del camión. Me dirigía hacia Presidencia Roque Sáenz Peña en la provincia Chaco por la ruta 16, llevaba un cargamento de yerba.
Había conducido por horas puesto que salí de Posadas en Misiones. Cerca de la media noche pare a un costado de la carretera para orinar y estirar las piernas. Cuando iba a subirme al camión escuche un ruido que venía del monte, rápidamente saque una escopeta que llevaba en el camión y fui a ver que era lo que hacia ese ruido, me pareció escuchar los gritos de una mujer a unos cuarenta metros. Cuando llegue al lugar de donde provenían los gritos lo que vi me aterroriza. Un hombre vestido de camionero estaba asesinando a una adolescente de unos diecisiete años. Le apunté en la cabeza al desgracio y dispare. El disparo fue certero. La mujer estaba muerta no había nada que hacer para ayudarla. Me dirigí al camión y seguí con mi viaje.
Habían pasado un par de horas. Al costado del camino estaba un hombre parado haciendo dedo para que alguien lo levantara, yo seguí adelante. Cuando mire por el retrovisor me di cuenta de que era el mismo hombre de antes. En ese momento no lo pensé mucho y pisé el acelerador a fondo.
Iba a 200km/h cuando un pájaro impactó contra el parabrisas haciendo que perdiera el control y volcará. Logré salir del camión por la puerta. Con la cara ensangrentada me arrastre hacia un costado de la ruta y pedí ayuda con mi celular que apenas resistió el impacto.
Escuché unos pasos que venían del monte. Llorando del miedo volví al camión volcado y saque de el la escopeta. Con apenas una bala me dispuse a matar a la vestía que se acercaba. Como si estuviera loco un hombre sale del de entre los arbustos gritando con un cuchillo en la mano y con un agujero en la cabeza que dejabas ver su cerebro.– ¡Te mataré! – Dijo el lunático con espuma saliendo de su boca.
Traté de sacarlo de encima de mí tratando que el cuchillo no me lastimara.
– ¡¡Haaaa!! – grité cuando el cuchillo me atravesó en brazo izquierdo.
Logré sacarme de el y tomar el arma que yacía en el piso. Antes de que se abalanzara sobre mi logre darle un disparo certero en el pecho justo en el corazón, dejando un hueco vacío donde se suponía que estaban los órganos más importantes para una persona.
– Me desangro lentamente – decía al mismo tiempo que escribía lo acontecido en un blog de notas que tenía en la cabina – No se cuanto tiempo me quede... sólo díganle a mis hijos y a mi esposa que los amo y... que me perdonen por no volver a casa esta semana.
La policía lo encontró unos días después. Estaba el camión volcado el chófer estaba en el piso al lado del vehículo en estado de putrefacción. A unos metros de el estaba una escopeta en un charco de sangre pero no había rastro de otra persona
Continuara