I Will I Miss You ||Larry||

Deseando estar junto a ti

No me aleje demasiado, pues mi corazón masoquista quería ver cuando Louis salga de aquella iglesia casado con ella. 

Estaba sentado bajo la sombra de un árbol intentando calmar el llanto. Por más intentos que haga las lágrimas no pararán de correr tal vez por el resto de mi existencia.

Me dediqué a llorar mientras que los recuerdos hacen acto de presencia.

—¿Quién soy? — alguien me tapó los ojos por detrás.

Sonreí.

—Dejame pensar en tu nombre, lo tengo en la punta de la lengua estoy seguro.

—Tienes tres oportunidades de adivinar.

—Mario? Jack? Gabriel?

Se quien es solo me gusta verlo celoso.

—Asi que así se llaman las personas con las que me engañas— todavía no me quita las manos del rostro. Pero se que está sonriendo.

—Uh! Bueno creo que me descubriste.

Comenzó a hacerme cosquillas en plena plaza. Después de haber pedido piedad y reír sin parar me dio un tierno beso.

Sonreí en medio de las lágrimas. Esa época fue buena, al menos tengo los recuerdos. Solo son memorias que se quedarán en mi corazón.

Era una linda tarde para salir y disfrutar del buen clima. Pero no para mi, no puedo disfrutar nada porque traigo una molesta venda en los ojos.

—Me dirás a dónde vamos?—pregunte por enésima vez en el minuto.

—No.

Sonreí inevitablemente.

—No es una pregunta, amor, es una orden.

Le escuché reírse mientras continúaba ignorando mi pregunta. Así estuvimos al menos todo el viaje entre preguntas, amenazas nada creíbles y risas.

— De acuerdo si no me dirás donde estamos al menos dime que hora es.

Lo sentí acercarse, me apego a su pecho mientras rodeaba mi cintura. Sus labios cerca de mi cuello mientras murmuraba algo en italiano.

—Es hora de quitarte esto—, me quitó la venda.

Observe todo y me di cuenta que no estamos en algún parque o una feria. Estamos a la orilla de un risco cerca de la playa y se puede observar a las olas chocar en las orillas. El atardecer siendo reflejado en el mar.

—¿Por qué me trajiste aquí?— agarré sus manos en mi vientre mientras observamos el atardecer que nos regalaba el sol.

—Recuerdas cuando nos conocimos?—asenti— Recuerdas cuando te pedí que seas mi novio? Y prometimos amarnos con locura bajo la luz de las estrellas y la luna como testigo?

—Mhm.

—Bueno creo que es hora de renovar esa promesa.

—¿De que hablas? 

—Hablo de que hoy sale la misma luna.

Me sentí feliz, a salvo. Y quiero que no acabe pronto.

—Te amo, Louis.

—Yo más cielo, yo mucho más.

Ese sin duda es mi recuerdo favorito. Porque ahora estoy perdido y los pensamientos en algún lugar de mi mente.

—¿Ahora que hago yo con estos sentimientos?  ¿A quien debo entregárselo?

—A mi.

Esa voz, esa irreconocible voz me sonó tan familiar. Dioses debo estar soñando, ¿verdad? Por que el dueño de aquella risueña voz esta en aquella iglesia casándose.

—Deja que yo guarde esos sentimientos conmigo como debió haber sido desde el principio.

Esa voz de nuevo.

—Estas soñando, Harry, vamos se realista te dijo que no te amaba. El ahora es feliz, al menos el podrá serlo.

Paso algo que en mi vida pensaría que iba a suceder.