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One Shot [JotaroxReader]: Recuerdos en Morioh (+18)

One Shot a pedido de -Morticia. Pido disculpas por la tardanza U.u
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Pov _____.

Había pasado bastante tiempo desde la última vez que Jotaro Kujo había visitado Morioh.
Recuerdo haberlo conocido en un bar, en aquella época en la que las desapariciones de mujeres en la zona estaba en su pico máximo. De hecho, me acuerdo de todo como su hubiera pasado ayer...

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No había tenido una buena semana por aquella época. Una de mis compañeras de trabajo había sido víctima de las desapariciones. Todos en la oficina teníamos un humor decaído, y ninguno de nosotros podía olvidar la preocupación que nos causaba no saber quién sería la siguiente. Los hombres se preocupaban por sus esposas e hijas, y las mujeres nos preocupábamos por que nos nos pasara a nosotras mismas...
Morioh se encontraba en una situación bastante caótica, y casi todo el mundo estaba tensionado.

Por eso, el viernes de aquella semana, yo había decidido desperdiciar mi noche en un bar, haciendo caso omiso de las múltiples advertencias. Ninguna de mis amigas quiso acompañarme, por lo que al final fui allí completamente sola.
Necesitaba beber algo y relajarme un poco, aunque tan sólo fuera por un rato.

Entré al bar con paso seguro, evitando cruzar miradas con el resto de los sujetos que se encontraban allí. Me acerqué hasta la barra y tomé asiento, dándole la espalda al resto del bar. Me quité mi abrigo y lo dejé en el asiento vacío a mí derecha. A mi izquierda, estaba sentado un tipo que no dejaba de observarme las piernas de una desagradable manera.
No tenía ánimos como para enfrentarme a un acosador, por lo que simplemente volteé la espalda hacia él y dejé de prestarle atención.

-¿Qué va a tomar, señorita?- me preguntó el cantinero, apoyando una mano sobre la barra e inclinándose hacia mí.

-Un sake tibio, por favor- le pedí.

El sujeto asintió y se dispuso a preparar mi bebida.

-¿Pasas mucho tiempo en bares, belleza?- me indagó repentinamente el tipo a mi izquierda, acercándose más a mi cuerpo.

-No es de tu incumbencia- le contesté, tajante.

-Uy uy uy... Me gusta cuando se hacen las difíciles- soltó el otro, mientras apoyaba su mano sobre mi pierna y comenzaba a rebuscar bajo mi falda.

-Suéltame. Ahora- gruñí, tomando su mano y quitándola de encima mío.

Eso no hizo más que empeorar la situación. El sujeto me tomó ambas manos y acercó su rostro al mío. Comencé a forcejear para tratar de zafarme, sintiendo el aliento a alcohol que aquel hombre desprendía.

-¡Suéltame imbécil!- ordené, sin resultado.

En ese momento pensé en que mis amigas tenían razón. No era seguro visitar bares, y menos estando una completamente sola.
Lo peor era que, a pesar del escándalo, nadie parecía darse cuenta. O quizás solo era que a nadie le importaba, ¿Tan poco valía la integridad de una mujer?

Justo cuando los labios del desagradable tipo iban a chocar contra los míos, sentí que un fuerte brazo me tomaba por la cintura y me jalaba, alejándome del acosador.
Quien me había tomado, ahora me tenía colgando junto a su cadera, mientras me sujetaba con un solo brazo.

-¿Qué crees que haces, idiota?- bufó el acosador, levantando la vista para ver a quien me había rescatado.

-Yare yare daze- dijo una grave voz -. Tipos como tú me repugnan. Vete de aquí si no quieres que te dé una paliza.