Capítulo 5: Enfermedad

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Para Izuki la situación en la que se encontraba no podía ser más incómoda y molesta. Reunido junto a su familia y a la de su compañero de equipo, el mismo que días atrás, lo había marcado.

Mordiéndose el labio inferior y apretando sus puños con rabia e impotencia, escuchaba cómo prácticamente le obligaban, porque no había otra discusión, a tener que ser la pareja de Hyuga.

Lo peor, no era que quién creyó su mejor amigo, lo había forzado en su etapa de celo, hasta marcarlo cómo si fuera de su posesión, sino oír cómo su familia justificaba tal acto echándole a él la culpa de su instinto omega y no culpar al otro en lo más mínimo.

Él no tenía ni voz, ni voto en esa decisión.

Una vez terminada la reunión, que para él pareció una eternidad y una tortura, abandonó la sala para buscar un poco de aire fresco en el jardín, esa situación lo estaba sobrepasando.

Le parecían demasiado anticuados todos los pensamientos de esos familiares allí dentro reunidos, de cómo pensaban que estaba bien, en la época en la que se encontraban, de que un omega deba permanecer junto al alfa que lo marcó, sin poder elegir por su propia cuenta, a su propia pareja, sin importar, que no fueran destinados y que pudieran aparecer sus verdaderas parejas.

—Hey —oyó una voz a su espalda que reconoció perfectamente, más no se volvió tan si quiera—, lo siento por todo esto, si te sirve de consuelo, yo tampoco estoy de acuerdo con esto —Izuki siguió callado—. Podemos llegar a un acuerdo entre tú y yo, sólo tenemos que fingir estar juntos, en cuanto cada uno encuentre su destinado, romper este supuesto compromiso. Oye, di algo, no me dejes hablando como si lo estuviera haciendo a una pared —dijo molesto.

—¿Qué si me sirve de consuelo? —murmuró entre dientes, mientras tiraba al estanque de carpas una piedra, sin importarle hacerle algo a los animalitos—. ¡Por supuesto que no me sirve de consuelo! Me importa bien poco si estás de acuerdo o no. Para un estúpido alfa es muy fácil decirlo, culpar al instinto omega, al celo, para poder abusar y violar, ¿no? —tomo aire, para poder bajar su tono de voz—. Éramos amigos, ¿no? Joder, Hyuga, me violaste y ni siquiera has tenido la decencia de disculparte conmigo, actuando tan natural. Y para colmo, debo permanecer a ti como pareja en vez de poder ir a la policía y denunciarte.

—Ya te he dicho que cuando un omega está en celo, para un alfa es muy difícil contenerse. La culpa no es nuestra.

—Difícil mis cojones —se giró completamente molesto—. Oh, ahora yo tengo la culpa de que me violaras, qué bien. Lo más gracioso, es que tú ves muy fácil decir que finjamos estar juntos y si encontramos a nuestros destinados nos vayamos con ellos.

—Vamos, Izuki, ni tú ni yo queremos estar juntos, somos amigos, ¿no? Y los amigos no están juntos como pareja. Sólo debemos hacer el paripé que nuestras familias quieren y ya.

—Para un alfa, no hay problema que si encuentra su destinado o directamente quiere irse con otra persona, marque al omega y se vaya con él, rompiendo así el lazo con el otro. Pero para un omega marcado, es muy difícil que incluso su destinado lo quiera ya, por el simple hecho de tener esta estúpida marca en el cuello. ¡Me has obligado a estar contigo para siempre sin quererlo, o quedarme solo para el resto de la eternidad! —protestó exasperado.

—Y ya te he dicho lo siento, de verdad —agachó su cabeza, acercándose lentamente a él—. Te juro que el tiempo que estemos juntos hasta que encontremos nuestra pareja, no te pienso tocar nada más que en tu celo.

—No pienso permitir que me vuelvas a tocar, ni aunque sea en mi celo.

—Una vez con mi marca, vas a desear estar conmigo en tu celo —habló con normalidad—, pero bien, si así lo deseas.

Enredados (KnB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora