«No mires nunca de dónde vienes, sino a dónde vas»,
—Pierre Augustin de Beaumarchais—
— ¿Estás bien? —dudó una voz femenina.
—Creo—murmuró la pelirroja, esforzándose por levantarse del suelo. La cabeza le dolía, se llevó la mano a esa zona, sintiendo como se humedecía., el olor a sangre fresca golpeó sus fosas nasales, provocándole un mareo.
—Ten cuidado, es una suerte que sigas viva—soltó la voz nuevamente, un frio brazo la sostuvo para que no golpeara el suelo, Aíma pestañeó un par de veces, ajustando sus adoloridos ojos a la luz; percatándose de la presencia de Boa, quien le sostenía con delicadeza. La rubia tenía un corte amplio en el lado derecho del rostro, su costado izquierdo sangraba mucho.
— ¿Qué haces aquí? —le preguntó, aunque le dolía hablar.
—Asesinaron a Marie. Sua y yo escapamos del inframundo, pero la perdí en el camino de regreso—confesó Boa echándose a llorar—. Vine a buscarte, lo vi todo. Ölüm trató de matarte—admitió entre sollozos.
— ¡Es un maldito traidor! ¿Sabes dónde está ahora? —chilló furiosa.
—Lo vi irse. Estaba malherido—respondió ella.
—Debemos irnos Boa, no es seguro estar aquí—dijo la pelirroja, mirando el montón de cenizas, que ocupaban el lugar de su casa.
— ¿Has visto lo qué pasó? Los ángeles bajaron del cielo, están matando a todos demonios—soltó la rubia preocupada.
¡Pues qué bien! —cantó Aíma—. Es una suerte que no seamos demonios—agregó entusiasmada. La rubia le miró un tanto incrédula. — Recuerda que somos nephilims y superamos con creces a los demonios—terminó diciendo y una sonrisa se dibujó en los labios de Boa.
—Sí, nosotras somos mejores—afirmó Boa animada. Las jóvenes robaron una camioneta gris, estacionada frente a la casa de sus vecinos. Recorrieron las calles, observando el caos y la destrucción reinante, después de transitar unos pocos kilómetros, se vieron obligada a abandonar el vehículo, debido a las malas condiciones de las carreteras.
— ¡Corre! —gritó Boa a la espalda de la pelirroja. Una enorme ola, se dirigía a ella, logramos subirse a la azotea de un edificio poco maltratado, antes de que el agua las arrastrara.
—Se acaba el mundo—suspiró Aíma, contemplando la destrucción a sus pies. Boa asintió.
—Nos encontramos entre el cielo y el infierno—murmuró la rubia — ¿De que lado vas a estar? —preguntó, volteándose para mirarla.
—En él pueda confiar en mis aliados—respondió sin pensar, estaba cansada, ya no quería ser traicionada. —Ven conmigo.
— ¿A dónde? —preguntó la rubia serenamente.
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Entre el cielo y el infierno |Trilogía cielo o infierno #1 ©
FantasyAíma es como una ninfa, evoca la dulzura y con sus delicados pasos incita ligeramente al deseo. Ante los ojos humanos puede parecer un bondadoso ángel, pero pobre de aquellos que cometan ese gran error. Ella es una criatura letal, poseedora un encan...