*Parte 1*

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Cuando terminaba de preparar el té ella, con una risa burlona, empezó a preguntarme:

de dónde vengo, qué me traía al pueblo de Panchamac, a qué me dedico, cómo me llamo... Yo, con la charola de té ya servida le respondí: bueno, me llamo Centino Emiliano Champ Mosquera, pero me gusta que me llamaran José, vengo de Guayaquil, y ¿qué me trae a Panchamac? pues yo solo andaba buscando mi razón de vivir, me dedico a muchas cosas.

Y ella extendió su mano y, riendo, me dijo:

—Mucho gusto, me llamo Luz Esperanza Mayo Albam, pero todos me dicen Mayo, por mi familia.

—Entonces yo te llamare Esperanza —le dije— y dime, que tal te pareció el té

—Es un sabor que nunca había probado

—Me alegra que te haya gustado, dime... ¿por aquí hay algún lugar para cazar animales?

—Hay algunos lugares donde puedes ir a cazar, están al norte del pueblo, ahí está un rio donde podrás pescar y cazar conejos, al sur se encuentra el bosque donde podrás casar cerdos salvajes y aves, al este encontrarás osos y una cascada, al oeste solo hay árboles frutales y algunos vegetales, sin embargo, también podrás encontrar gallinas y vacas.

Sonreí como muestra de agradecimiento,

—¿Tienes esposa... o estas comprometido? —me preguntó al terminar su té

—estoy soltero

—Bien —susurró esbozando apenas una sonrisa—, bueno me tengo que ir, que tengas un buen día —me dijo mientras se dirigía a la puerta.

—Igualmente.

Cuando estaba trazando un mapa para ubicar los puntos que me había indicado Esperanza, golpearon a la puerta muy fuerte, la abrí, era una chica un poco angustiada y maltratada, se veía muy asustada

—Cierra la puerta bien —me dijo luego de entrar—, y si tocan, por nada del mundo, abra la puerta.

Casi al instante tocaron la puerta, pero por una extraña razón se marcharon

—tranquila creo que ya no volverán —le dije para tranquilizarla—, por qué te perseguían —le preguntaba a la chica mientras le servía un poco de té para calmar sus nervios,

—Son las personas más peligrosas del pueblo, tienen controlado todo, inversiones, terrenos, familias... —respondió mientras recibía la tasa de té.

—Sera mejor que duermas un poco —le dije luego de que su susto se apaciguara— mañana te ayudare con este problema

—Por qué me ayudas si ni siquiera me conoces

—tranquila, sólo quiero que descanses.

***

—Buenos días, cómo amaneciste, espero que hayas descansado bien porque hoy arreglaremos ese problema que tienes con esos tipos de anoche,

—¡Qué! —dijo con un tono resaltante—, cómo se le ocurre decir eso, usted está loco... esos tipos si me ven me matan, eso es seguro, y si lo ven a usted que ayudó, son capaces de hacerle comer sus propios dedos

—calma sí, eso me encargo yo, así que siéntate y toma el desayuno antes que se

enfríe.

después salimos al centro del pueblo, donde estaba precisamente reunida

una muchedumbre y, por sorpresa, eran los mismos tipos de la noche anterior, en medio de la multitud, había un hombre que aparentaba ser el centro de atención, y dijo:

Soma , la virtud de una  esperanza por nacerWhere stories live. Discover now