Capitulo 6

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Escala, 3:30pm,

-Bien, hay varias cosas que tengo que decirte. –le digo una vez entramos a mi apartamento-


-Ok –asiente-

-Para vivir conmigo hay reglas. –la miro y ella ríe- ¿Qué es gracioso?

-¿Hablas enserio? Es decir tengo diecisiete no siete años. –Dice con diversión-

-No me interesa que edad tengas, puedes tener veintisiete y como quiera seguirás unas reglas. –digo serio-

-Está bien. –rueda sus ojos-

Oh no, mal comienzo.

-Lo primero, no puedes hacer eso. –digo serio-

-¿Hacer qué? –pregunta sin entender-

-Rodar tus ojos, no me gusta que me rueden los ojos. Es irrespetuoso. –digo serio-

-Eso es patético, ni siquiera puede aplicar como regla. Si yo ruedo mis ojos es porque lo hago inconsciente... -la interrumpo-

-O porque no te importa lo que digo. Así que lo mejor será que no lo hagas. –Me quito mi chaqueta y la dejo sobre un sillón-

-¿O si no que? Me darás unas nalgadas. –Alza una ceja-

-No suena mala esa idea. –digo divertido-

-Está bien, no lo hare. –dice rápido-

-Muy bien. Segundo, en el piso de arriba hay una puerta a mano izquierda, por nada del mundo se te ocurra abrir esa puerta. Aunque mayormente la tengo cerrada con llave. –Digo con seriedad-

-Entendido. –asiente-

-Soy una persona a la cual le gusta el silencio, así que nada de música ruidosa, ni nada alborotoso. –la miro-

-A mí tampoco me gusta el ruido así que... ok. –asiente-

-Bien, sígueme para que veas tu habitación. –comienzo a caminar-

Llego hasta la habitación que hay después de la mía y de la habitación que usan las sumisas.

-Esta será tu habitación –abro la puerta y se la muestro-

-Que vista –susurra-

-Si –asiento- bueno, tengo otra cosa que decirte, esta noche salgo de viaje, pero estaré aquí mañana en la noche, más o menos como a las once llego. Es un viaje que no puedo cancelar. Y como mañana es sábado y no tienes clases quiero que te quedes aquí todo el día. Tienes televisor, tienes laptop, celular, puedes entretenerte con lo que sea, pero no salgas de aquí. –Digo serio- No tuve tiempo para contratarte a nadie como guardaespaldas, pero si demuestras que haces caso, no tendré que conseguirte uno. –Le ofrezco-

Claro que ella no sabe que miento, tan pronto llegue de Portland le conseguiré uno.

-Está bien –asiente y sonríe-

-Bien, debo irme y preparar todo lo de mi viaje. Oh se me olvidaba, la señora que veras a menudo aquí se llama Señora Jones, es mi ama de llaves y mi guardaespaldas es Taylor, por si necesitas algo. Aunque Taylor se ira conmigo a Portland, así que te quedaras con la Señora Jones. –digo explicándole-

-Bien. –asiente-

-En tu armario están todas tus cosas, menos una mochila que Taylor no supo qué hacer con lo que había dentro. –Digo indiferente y me voy de la habitación-

Sumisa de  Zabdiel de JesusWhere stories live. Discover now