El duende y el niño desobediente
Glorio era un niño de 7 años quien nunca escuchaba a sus padres, decía –no me entienden, ustedes ya son mayores, Glorio pensaba que solo debía jugar más no cumplir con sus deberes, una mañana mientras iba camino a la escuela, se encontró con un señor mayor el cual le preguntó –niño, ¿podrías ayudarme a buscar mi billetera? Es que se me cayó y como no puedo ver bien no he podido encontrarla. Glorio bufó con cierta molestia y cuando pensaba decirle que no se le ocurrió una mejor idea –si lo encuentro podría quedarme con la billetera e irme a jugar y comer todo el día- y así lo hizo, buscó la billetera y efectivamente la encontró, sacó rápidamente el dinero y solo le entregó la billetera vacía. El anciano que se había percatado de lo sucedido solo atinó a decirle –cuidado muchacho al que no es honrado y no alberga buenos sentimientos el duende que toma distintas formas que tiene ojeras puntiagudas y falto de un pie se lo lleva a las profundidades del bosque y los hace perder llevándoselos a su tétrico mundo.
Glorio un tanto escéptico no dijo nada y salió corriendo, pensó por unos segundos en lo dicho por el anciano, pero después pensó –es solo un viejo loco, los duendes como ese no existen,- buscó entre la multitud de niños a su mejor amigo Samuel, lo llamó y le enseño el dinero, quedaron de verse en el parque, por fin Glorio se sentía realizado, un día sin escuela, lejos de sus padres y con dinero en el bolsillo –por fin, soy libre- pensaba con emoción, cuando llegó al parque se dio con la sorpresa de que no había nadie, luego en el fondo del parque vio a su amigo Samuel que lo llamaba, corrió tras él, pero cada vez que sentía que lo alcanzaba él corría más y le decía –ven Glorio, te mostraré un lugar nuevo donde podremos jugar y comer todo el día sin que nadie nos moleste. El muchacho corrió con fuerza pues su amigo le prometía un paraíso o eso pensaba él, pero tarde fue su reacción cuando se dio cuenta que estaba totalmente perdido y en medio del bosque que rodeaba su ciudad, asustado y preocupado pues ya había anochecido comenzó a llamar a su amigo –Samuel, Samuel, ¿dónde estás?- -por aquí- le contestó una voz, Glorio se acercó de a pocos al lugar de donde provenía la voz, vio una silueta, era Samuel, respiró profundo y cuando quiso poner una mano sobre el hombro de su amigo una siniestra risa inundo el lugar, Glorio retrocedió y vio a un pequeño hombre con apariencia de anciano, de orejas puntiagudas y lo que más temía le faltaba un pie por lo que cojeaba, pegó un grito al darse cuenta que era el duende que tomaba distintas formas del que el anciano le había advertido –ayúdenme, ayúdenme- comenzó a gritar –silencio niño, nadie te podrá ayudar, le robaste dinero a un anciano ¿verdad? – le increpó el extraño ser, Glorio solo titubeaba –además le mentiste a tus padres y siempre te portas mal con ellos, también faltas a la escuela, por eso eres un digno candidato para venir conmigo, en mi mundo no harás nada, solo jugarás, comerás y dormirás, ¿Qué dices, vienes conmigo?- el duende pretendía cautivar al niño. ¿Qué pasará si voy?- Preguntó intentando parecer firme -nada, ya te lo dije, tendrás la vida que tanto quieres...solo me quedaré con tu alma- el ser volvió a reír, su risa era tenebrosa –y...sino quiero ir- respondió por fin Glorio –te llevaré por las malas- el duende tomó de los pies al muchacho y comenzó a arrastrarlo –no, no quiero ir, por favor, ayúdenme- gritaba el niño –prometo que seré bueno, al señor que le quité su dinero se lo devolveré, perdóneme por favor, mamá, papá, hermanos, perdónenme- suplicaba el muchacho y cuando estaba a punto de entrar por una especie de portal, el anciano al que le había robado apareció y lo tomó de la mano, le lanzó una botella con licor al duende y este soltó al niño por tomar la botella, al verse descubierto desapareció por el portal –¿Estás bien muchacho?- preguntó el anciano, el muchacho en medio del llanto asintió de manera afirmativa, le devolvió el dinero pidiéndole las disculpas correspondientes y luego se dirigieron hacia su casa, los padres de Glorio estaban preocupados pues ya era más de la medianoche,-¿dónde te habías metido hijo?- sus padres lo abrazaban y besaban –un duende me quiso llevar con él pero un señor me ayudó, es él- quiso mostrarles al anciano pero grande fue su sorpresa al ver que no había nadie, Glorio lloró al percatarse que el anciano de seguro era un ángel que lo había salvado -¿Qué señor hijo, que pasó?- sus padres lo miraban extrañado –nada, es solo que me perdí pero afortunadamente me ayudaron a regresar a casa- el niño les pidió perdón y prometió nunca más engañar, robar y desobedecer pues le estaban dando una nueva oportunidad para enmendar sus errores y seguir por el buen camino.

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Cuentos Cortos
Short StorySon una serie de cuentos cortos para niños, adolescentes, jóvenes y adultos en general que incluyen acciones o hechos de la vida diaria entrelazando entre sí a personajes comunes con algunos seres o personajes mitológicos y mágicos con el fin de d...