Bad Boy -A. V.-

Dos.

Domingo, 12:45 pm. Dios, ¿hace o tengo flojera?

Me levanté de la cama y me metí a bañar, salí cambiada -multimedia- y bajé al primer piso.

Tomé la nota que se encontraba pegada en el refri.

"Salimos a comprar algunas cosas que le hacen falta a la casa, te dejé desayuno hecho, hay galletas arriba del refri y yogurth dentro de él, si sales me avisas y te llevas la llave. Te cuidas.

-Mamá"

Uh, casa sola.

Tomé las galletas, saqué un yogurth de fresa del refri y comencé a comerlos. Iba a la mitad del paquete de galletas cuando tocaron el timbre.

Bufé y fui a abrir.

Un chico. Pelinegro. Pestañas largas. Cejón. Alto. Blanco. Guapísimo.

¿Quién mierda es?

--Ehh... hola, soy Jos-- sonrió.

 --¿Jos? ¿Existe ese nombre?

--Bueno, no, me llamo José, pero mis amigos me dicen Jos-- rió.

--Vale, soy Valeria. ¿Vives por aquí?-- sonreí.

--No, no, no. Ayer un amigo hizo una fiesta por su cumpleaños, justo al lado de tu casa-- señaló la casa de al lado. Seguro ahorita está rejuntando toda la basura.

Asentí, quise ayudarle, pero se vería demasiado raro llegar y decirle: "hola, vengo a ayudarte a limpiar, feliz cumpleaños", no, simplemente no.

--¿Quieres ayudarnos?

--Bueno.. no sé, te acabo de conocer.

--Anda, será divertido.

--Está bien.

Cerré la puerta de la casa una vez que tomé la llave y caminé junto con Jos, él sacó un cigarrillo y lo encendió, comenzando a fumar. Odio eso, pero la falta de confianza me impide quitarle el cigarro y tirarlo.

Al llegar a la otra casa nos paramos frente a la puerta, Jos dejó salir humo de su boca, ew, seguido de eso tocó el timbre de la casa un par de veces. Se escuchó como dejaron caer una botella al suelo en el interior de la casa, seguido un grito.

--¡Mierda!

Jos rió negando al escuchar eso. 

Se abrió la puerta. Un chico más alto que yo, pero más chaparro que Jos, ojos azules, castaño, pecoso, dios mío, es el chico de anoche. Está guapísimo.

--Qué onda, bro, venimos a ayudarte-- habló Jos, al parecer el ojiazul no se había percatado de mi presencia.

--¿Tú y quién?-- dios, su voz ronca.

--Mira, ella es tu nueva vecina-- me empujó un poco al frente, el ojiazul me miró. Me puse nerviosa-- se llama Valeria.

--Soy Alonso-- me sonrió-- pasen.

Se hizo a un lado dejándonos pasar, apestaba horrible a alcohol y había tiradero de botellas y latas por todos lados.

--Jos-- le lanzó una bolsa negra, grande-- mete todas las botellas que hay tiradas.

Jos comenzó a hacer lo que se le indicó, cada que tomaba una botella del piso hacía mueca de asco.

--Bryan, ya levántate-- Alonso sacudió al chico que se encontraba sobre el sillón-- ¡Bryan!-- gritó, sacudiéndolo con más brusquedad, le pegó con un cojín en la cara.

--Ahh duele-- el chico tocó su cabeza.

--Linda, ¿me puedes alcanzar una pastilla y un vaso de agua? Están en la cocina-- asentí, caminé a la cocina, tomé lo que me pidieron y se lo llevé, se lo entregué a Bryan.

--Gracias, preciosa-- me sonrojé.

--Tranquilo, tigre, es mía.

Voltié de inmediato y me topé con Alonso sonriendo y un vaso de agua en mano.

Fruncí el ceño, ¿había dicho que yo era suya?

--Yo no soy tuya.