ռσтнιռɢ sυsριcισυs нєяє

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 —Soñé que hacías ésto, de verdad.. —mordió su labio inferior con deseo, cerrando sus ojos cuando el firme agarre sobre sus muñecas era reemplazado por el frío metal que eran material de esas no tan conocidas esposas.

—Mientras los de la oficina no se enteren que las saqué sin su permiso, está bien.. creo.

Daniel cerraba los grilletes con las llaves, guardando estas en el bolsillo trasero de su pantalón. Notaba como JiHoon estaba poco más saltando de alegría debido a tenerle esposado de esa manera, y de seguro saltaría si no fuera porque estaba acostado, amarrado a la madera de lo que era la cabecera de su cama matrimonial, lo cual limitaba cualquier movimiento.

Kang sabía porqué se ponía de esa forma; desde que su novio supo que él trabajaba de policía quiso que alguna noche de sexo fuera con el menor esposado, dejando sus dos brazos sin utilidad alguna y a Daniel con la libertad de hacer con su cuerpo lo que se le diera en gana. Y después de dos años de viviendo juntos, el más alto logró sacar una de las esposas que su jefe guardaba en un salón aparte para poder cumplir la fantasía de su pequeño. Cuando llegó a casa y comentó sobre ésto el castaño se le abalanzó encima comenzando a besarlo sin pudor y pidiendo que lo hicieran esa noche.

Daniel no se negó, después de todo era viernes y al otro día no debía trabajar, ni su novio iba a la universidad −porque sí, JiHoon era tres años menor que él y aún estudiaba.

El más alto suspiró, con su corazón latiendo a mil. Mentiría si dijera que nunca imaginó una escena así, y continuaría mintiendo si dijera que no le gustaba o no esperaba ver a su chico amarrado a la cama bajo su posesión. Vaya que le gustaba la idea. Sólo que si por algún motivo JiHoon moviese demasiado sus muñecas de un lado a otro, haciendo presión al metal, puede que se lastime y provoque una pequeña grieta en su piel; o también existe la posibilidad que las llaves se perdieran. Por temor a esto es que solía aplazar el momento de complacerle.

Mas, ese día no sería así. JiHoon ya estaba ahí, y Daniel ya comenzaba a calentarse sin siquiera un beso, sólo gracias a su imaginación.

—Daniel.. —la suave voz de su novio atacó sus oídos, sacándolo de aquel mundo en donde sus fantasías eran protagonistas. —¿piensas quedarte mirándome toda la noche o comenzarás a tocarme de una vez? —burló un poco. —Sabes que me gusta comenzar yo, pero.. —movió un poco sus manos, logrando que el metal de las esposas y sus cadenas emitieran un leve sonido donde anunciaban su presencia. —creo que no se me es posible hoy.

El nombrado sólo sonrió, lamiendo sus labios en el proceso mientras se acercaba al delicado cuerpo que descansaba sobre la cama. Besó la mejilla de éste con cariño, bajando una de sus manos a tocar el torso de su novio por debajo de la camisa, mientras que con su brazo libre se encargaba de apoyar el peso de su propio cuerpo para mantenerse sobre el de JiHoon sin aplastarlo.

Podía notar la emoción del menor con sólo rozar su cuerpo: temblaba leve, además que la sonrisa plasmada en su rostro le delataba.

—¿Acaso no piensas besarme?

La voz de JiHoon siempre era demandante a la hora de hacer el amor, ésto lograba que Daniel siempre obedezca a cada petición que él tuviera. Siempre fue así, Daniel gustaba de hacer lo que a su menor se le plazca para hacerle sentir bien y darle lo que más le gusta, mientras que JiHoon disfrutaba de tener el control. Ambos tenían una parte de dominación.

—Tranquilo, bebé.

Pero, ¿y si esa noche era distinto?

—Aún tenemos tiempo, voy a tocarte un poco antes..

JiHoon rodó los ojos, mordiendo su labio inferior. ¿Tenía permitido pensar que el Daniel dominante frente a él le gustaba incluso más? −porque en su cabeza la voz de Daniel sí que sonaba dominante.

Nothing suspicious here. » nielwink.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora