Solo nosotros

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Christian había despertado en su casa, con el cuerpo de su pareja a su lado, sacándole una gran sonrisa, al notar el pequeño puchero en los labios de Alberto.

— Te queda perfecto que te diga niño...—Christian no soportó la tentación y suavemente, buscó los labios de su pareja, con sus manos, logrando que el otro apretara más la almohada y dejara salir una sonrisa, sin siquiera mirar al trenzado.

—No debes mirarme dormir, es extraño.

—No es extraño, es simplemente romántico, es que era una imagen que me parecía demasiado lindo.

Alberto se cubrió el rostro, sintiendo como sus mejillas se teñían de rojo, a veces olvidaba como Christian era libre a la hora de hablar de sus sentimientos, más cuando ellos estaban solos.

El sonido del móvil de su pareja lo hizo levantarse, notando entonces como Christian salía de la cama, solo llevando bóxer.

Alberto lo pensó un par de segundos, pero simplemente optó por levantarse y dirigirse a la cocina, encontrándose con Christian bebiendo un gran vaso de agua, fue entonces que en la mente de Alberto las cosas hicieron clic, su novio estaba en mitad de su tratamiento y él no se había preocupado siquiera de saber cómo iban las cosas, que medicamentos estaba consumiendo o siquiera cuando tendría una nueva cita con el cardiólogo.

—Chris...— Alberto susurró, acercándose, pasando sus manos por el torso desnudo de Christian, recorriendo su pecho, y pegándose a su espalda, para simplemente bajar su cabeza y llevar sus labios al hombro del trenzado, besando suavemente su piel, en varias oportunidades.

—¿Qué pasa mi niño? — Chris levantó la mano, sin girarse, acariciando la cabeza de su pareja, sobre su hombro, notando como el cuerpo de Alberto se pegaba más y más al propio.

—Te siento Chris, amo sentir tú piel y la mía, amor recordar como cada parte de ella responde a mi tanto, como cada parte de ti responde a mis sentimientos, como puedo sentirnos, siendo uno solo, amor esto Chris, todo lo que tenemos y quiero más, te quiero solo para mí, quiero sentirte mío en cada momento, quiero hacerte mío en cada momento, quiero tomarte y hacerte el amor muchas veces.

—Pues, ¿qué esperamos? —Christian se giró, encontrándose con los labios de Alberto a menos de 5 centímetros de los propios, el trenzado bajó sus manos, hasta entrelazar sus dedos con los de su pareja.

—Aun temo. — Alberto había aprendido con el pasar de los meses, que toso esos secretos, que el guardar sus miedos y sus inseguridades solo lograban quebrar un poco su relación y por lo mismo luchaba, por lo mismo había terminado por abrir su corazón a quien ahora formaba parte de su amor. —Temo que esta enfermedad te consuma, temo hacer algo que pueda dañarte y a pesar de que he querido cambiar, recién puedo notar que no he estado contigo en este proceso y que ahora podría perderte, simplemente no soportaría no poder estar contigo más.

—Alberto...—Christian sonrió y llevó la mano del otro a su pecho, junto sobre su corazón. — cuando late es solo por saber que estás a mi lado, es saber que es tu piel la que me recorre, que es tú amor el que me llena.

—No quiero que tengas una crisis...

—No me importa tenerla si con eso puedo tenerte a mi lado, si con eso puedo sentirme vivo a tú lado, sentir que te tengo conmigo, que no te he perdido y que a pesar del tiempo es tú amor el que está conmigo. —Christian besó suavemente los labios del otro y continuó. — Vamos a la cama, quédate conmigo, no hagamos nada hoy, solo tú y yo, sin redes, sin youtube, solo los dos.

Alberto apretó las caderas de Christian hacia las propias, comenzando con un ferviente beso, donde ambos, rápidamente se perdieron, logrando que el calor en el lugar simplemente aumentara.

—Chris...— fue el susurro del más alto, quien rápidamente bajó, mordiendo el hombro del músico y restregando su pelvis con la de su pareja.

Ese día el mundo no existía, solo estaban ellos y en la cocina, las respiraciones de ambos simplemente fueron perdiéndose, Alberto tomaba el cuerpo de su pareja, lo recorría, sintiendo cada parte de su ser, tomando cada parte de él, besando su cuello y dejando suaves mordidas en los hombros del mayor, logrando que los gemidos escaparan desde sus labios, como muestra del placer que ambos estaban sintiendo.

—Por ti Christian, desaparecía el mundo.



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Algo romántico y amoroso para un fic un poco doloroso, siempre es bueno 

EnfermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora