2. Amigo

30 5 0
                                    

-¿Qué te ha pasado, Irene?

Al parecer, no había sido a la única a la que el cambio de Irene le pareció exagerado.

Y aquí estaban el resto del grupo, Mateo, el cual se iba dentro de poco a Francia, Silvia, Alicia y Daniel, y el que acababa de preguntar era Mateo.

-¿Veis? Yo dije lo mismo, o bueno algo parecido cuando te vi salir del aeropuerto. Conexión de mejores amigos.-Cuando terminé de hablar, Mat chocó su puño con el mio.

-Él al menos no me ha dicho que no le gusta como visto ahora.

-¡Venga ya! ¿Vas a seguir con eso toda la vida? Tienes catorce años y te vistes somo una cualquiera de diecisiete años. Solo te falta decir que ya no eres virgen porque fuiste a una fiesta, te emborachaste hasta decir basta y no volviste a casa esa noche.

-¡Oye! ¡Un respeto, Erine! ¡Habré cambiado mi forma de vestir, pero no soy gilipollas por mucho que te apetezca pensarlo!

-¡Bah! ¡Sí que has cambiado! Antes no te habrías atrevido ni siquiera a decir idiota, y ahora dices gilipollas como si estuvieras diciendo hola. Además, antes te reías cuando decia comentarios de ese tipo, ahora saltas a la defensiva. Has cambiado.

Me fui de ahí pues no soportaba la nueva versión de Irene, estaba segura de que podría recuperar la amistad de mejores amigas, pero costaría bastante.

-Hey, Erine.

-Matt.

-¡Te tengo dicho que no me llames así!

-Matt. Se queda. Habla ahora o calla para siempre. Bueno, mejor solo hasta que me aburra.

Solíamos hacernos ese tipo de bromas siempre, pero esta vez en vez de mirarme con su típica cara de: "No me molestas y nunca lo vas a hacer", me miró con un poco de tristeza.

-¿Qué te pasa?

-Em... Mira, Erine, lo que acabo de ver no me ha gustado ni a mí ni a ninguno, entendemos que haya cambiado y que os cueste un poco retomar vuestra amistad, pero no era necesario tratarla así. Además me voy en nada, y no ma gustaría dejarte con las cosas tensas entre tú y tu mejor amiga.

Y ahí fue donde caí.

Mateo era la única persona que sabía lo mal que lo pasaba en casa, y sumar eso a lo de mi situación con Irene no hacía más que darme dolor de cabeza e insomnio todas las noches.

Las únicas noches que dormía tranquila era cuando dormía con Matt después de una sesión de películas en el salón o cuando alguno de mis hermanos se colaba en mi cama a dormir conmigo.

Y aunque odiaba que me quitasen las mantas, se lo permitía puesto que a la vez me hacía sentir segura.

Y ahora estaba aquí, sentada en la entrada del instituto, saltándome clases y haciendo que también Matt saltase clases por quedarse a mi lado dejándoma llorar en su camiseta.

EllasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora