Vacio

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Se levantó a mirar y se dio cuenta de que nada quedaba a su alrededor y entonces tuvo miedo.

Lejos quedaban los días en que todo estaba cerca, disponible en todo momento y en cualquier cantidad. A fuerza de tenerlo ahí, día tras día, semana trás semana, mes tras mes ... llegó a creer que era tan suyo como lo era su respiración, y que era tan abundante como lo es el aire que respiraba. Llegó a creer que siempre podría disponer de ello. 

Pero ahora se estaba ahogando; y no era por falta del aire. Era la ausencia de todo aquello de lo que había ido dependiendo lo que le hacía sentirse así. Se preguntó por qué no se había dado cuenta antes. Por qué nadie le habia avisado de que esto podía pasar un día. Y  se dio cuenta de que la respuesta a estas preguntas siempre habían estado en su interior y que siempre habia sabido de sobra que así sería un día 

Se preguntó por el sentido de la vida, por su relación con los otros, entre su mundo y el de los demás. Intentó entender qué extraños hilos unen a todo ello, cuáles son las fuerzas que les hacen acercarse y cuáles son las razones que les hacen alejarse. Pero no consiguió encontrar respuestas.

Se propuso empezar a pensar en el primer momento de su vida, en su primera palabra, su primer día en el colegio, su primer día en una fiesta con amigos, su primera noche fuera de casa, su primer viaje ... Quizá de esta forma podría descubrir el momento en que comenzó a vivir sin atender a la realidad, sin preocuparse por saber si lo que tenía era real.

Es así que se transportó tan atrás en el tiempo tan atrá como pudo, más allá de los días del kinder, incluso antes del día en que recuerdaba haber soplado su tarta de cumpleaños por primera vez. Intentó recordar cuando empezó a andar , cuando su madre le estrechó en sus brazos por primera vez y cuando sentía su corazón latir en su pecho el primer día de su vida. Pensó recordarlo todo perfectamente. La sensación de seguridad, el olor de la piel de su madre, el frio cuando se separó de ella la primera vez, la sensación de volar que tuvo en sus primeros pasos, el sentimiento de poder al apagar los fuegos artificiales que habían crecido sobre su tarta de cumpleaños y el pánico que sintió cuando le dejaron solo en aquel jardín de infancia.

Pero en su viaje por el tiempo no consiguió descubrir aquel momento en que dejó de ser consciente del vacio que se estaba creando a su alrededor. Los días habían pasado uno tras otro y parecía haber comprendido y examinado cada paso del tiempo, cada despertar y cada anochecer. Contrariamente a lo que esperaba descubrir, cada uno de esos días parecía haberle descubierto algo nuevo y haber puesto a su alcance algo más, una capacidad nueva, un sentimiento distinto, una lección preciosa que podría servirle a entender el día siguiente.

Agotado con sus pensamientos se recostó en la cama y cerró los ojos. No dejaba de sorprenderse hasta que punto cada día le enseñaba a entender algo más. Se quedó dormido y soñó con viajes, con juegos en la piscina en una tarde de verano, con siestas al mediodía y con noches a la luz de la luna tocando la guitarra. Sabía que todo eso lo habia vivido. Todo ello seguía ahí para él y así esperaba que fuese también para ella.

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