Sus pies colgaban por debajo de la silla, los movía de adelante hacia atrás, como un niño pequeño emocionado e impaciente.
No había mucho que hacer en la casa Choi. Aunque MC y Saeyoung pensaban constantemente en actividades donde toda la familia pudiera participar, había un límite para el tiempo que Saeran podía pasar junto a su hermano sin desear cargarlo a puñetazos.
Luego de la obligatoria convivencia, había vuelto a su cuarto por un respiro. Frente al escritorio jugaba con un pequeño aparato.
Su teléfono celular. Al principio se había negado a tener uno, a su juicio carecía de función, no había personas que desearan contactarlo. Y aunque así fuera, Saeran nunca tenía nada nuevo que contar.
Sin escuchar a razones, Saeyoung le había instalado el chat de la RFA. Obligarlo a usar la aplicación que tanto lo enorgullecía haber creado, era el motivo por el cual su hermano le había facilitado el celular.
Pero Saeran tenía otra función para él. Su nuevo pasatiempo favorito.
Entre sonrisas nerviosas paseaba los dedos por la pantalla. Recorría el carrete de su cámara. En el transcurso de los últimos tres meses había creado una galería de casi trescientas fotografías.
Las revisaba a diario. Le gustaba acomodarlas, organizarlas en álbumes, moverlas de lugar.
Había varios temas, varias ubicaciones. Caminos despejados, cielos grises, árboles frondosos, animales traviesos.
Y...
Había un tema en particular que ocupaba el álbum más grande.
Tragó saliva.
Sentía un peso en su pecho cada vez que lo veía. Una mezcla entre emoción y culpa.
¿Era raro? ¿Era inapropiado? Saeran no estaba seguro, y le daba demasiado miedo preguntar.
El tema de ese álbum era: Yoosung Kim.
Una colección de fotografías tomadas desde distintos ángulos, con cambios de luz, con una mano visiblemente temblorosa. Todas tenían algo en común: Yoosung era el centro de atención y todas habían sido tomadas sin que él se enterara.
Su cara empezaba a arder. Se sentía tan avergonzado de su atrevimiento. Tuvo que girarse un par de veces para asegurarse de que no había nadie en su habitación antes de repasar el álbum, como venía haciendo cada día.
Recordaba perfectamente el escenario de cada una de ellas. Verlas era como vivirlo de nuevo.
Pasó las fotografías una a una.
Había una toma de las manos de Yoosung. Pequeñas marcas y endurecimientos aparecían en sus dedos. Saeran lo había notado. Sin necesidad de ser cuestionado Yoosung explicó que eran sus cicatrices de guerra luego de una maratónica pelea en LOLOL. Había terminado primero en el evento y conseguido una armadura exclusiva como premio.
Saeran no entendía nada, sólo que Yoosung había deseado algo con tanta fuerza que había trabajado por días, y eso en sí mismo le parecía admirable.
La segunda fotografía era un primer plano de la sonrisa de Yoosung. Con mucho, mucho zoom.
Saeyoung había contado una mala broma. De verdad, muy mala, pero por alguna extraña razón a Yoosung le había parecido hilarante. Río tanto que soltó un par de lágrimas.
Ese día Saeran descubrió que Yoosung tenía hoyuelos. Le pareció algo tan lindo que tuvo que capturarlo mientras fingía con torpeza que sacaba el celular para revisar la hora. Yoosung no sospechó nada.
La siguiente, los ojos de Yoosung. Esos enormes (como de cachorro) ojos amatista. Había unas ojeras decorándolos. Esa vez Yoosung había peleado contra algo temible llamado "exámenes de final de semestre" y no había dormido bien en toda la semana.
Había perdido un par de batallas, pero la guerra se ganó y logró aprobar sus materias.
Saeran sabía bien lo que era trabajar sin descanso, eso no era nuevo para él. La diferencia era que la meta que Yoosung perseguía con su carrera universitaria era sacrificar una parte de su vida para poder ayudar a salvar muchas más en el futuro. Era lo más noble que Saeran había escuchado.
Una más, el cabello de Yoosung. Tomada desde arriba mientras Yoosung estaba sentado en el sofá, demasiado ocupado intentando vencer a Saeyoung en Mario Kart.
Los mechones dorados, lucían tan suaves ¿lo serían?
Saeran le había contado a Yoosung que se sentía listo para dejar crecer su cabello y volver a su pelirrojo natural. Yoosung lo había felicitado por su decisión. Le había dicho que no podía esperar para ver cómo luciría, y además le confesó (con cierta pena) que no era rubio natural (dato que Saeran ya conocía, pero no le reveló)
Acercó un poco más la fotografía. Notó que pequeñas raíces castañas comenzaban a asomar. ¿Yoosung había dejado de teñirse también? ¿Lo había hecho por él, para acompañarlo en el cambio? No había forma de saberlo, pero le gustaba creer que sí.
Una más, la espalda de Yoosung.
Habían salido a caminar un poco. Saeran iba tras él, Yoosung abría la marcha, guiando el camino.
Sabía que tenían prácticamente la misma estatura, pero aún así él se veía tan...¿alto? ¿Fuerte? ¿Seguro?
No lo sabía. No eran los adjetivos que elegiría para describirlo normalmente, pero en ese momento, simplemente, parecía un pilar.
Depender de los demás es el peor y más común de los errores, Saeran lo sabía bien. ¿Entonces por qué? ¿Por qué Yoosung parecía un lugar seguro donde construir esperanzas? ¿Por qué la idea de verlo traicionar a alguien parecía tan inverosímil? ¿Por qué era tan fácil confiar en él?
Eran demasiadas preguntas. Saeran no estaba seguro de querer responderlas.
Sólo quería admirar sus fotografías. Quería disfrutar las sensaciones que evocaban. Quería atesorar a la persona que en ellas aparecía.
Perderse en cada detalle. Descubrir sus significados ocultos.
Admirar desde lejos.
Creer que pronto podría aparecer en una fotografía junto a él.
Pronto.
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Stardust on Blue Roses [Saeran x Yoosung] [Yooran Week 2018]
Fanfiction☆ Colección de Oneshots y Drabbles para celebrar la YooRan Week 2018 ☆