1:1 Through the window

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Park JiMin


Se mantenía al margen de la ventana, abriendo muy ligeramente la cortina para mirar hacia afuera. Su bello rostro estaba manchado por las cejas fruncidas, pero sobre todo, por esa seriedad infectada de temor. Miraba atentamente hacia afuera, esperando captar el más mínimo movimiento sospechoso, no podía escapársele nada, ni siquiera el vecino paseando a su perro por la calle, ¿A estas horas?, ¿Y precisamente pasando tan cerca de su casa? No, no, no era coincidencia en lo absoluto... Estaban esperando el momento preciso. Pero a él no iban a tomarlo por sorpresa, estaba listo.

La farola en la calle se encendió de pronto, bañando a través de las cortinas traslúcidas, la oscura habitación en una luz azul muy tenue, dándole vida al claro tono del chico en la ventana y haciendo que su rubio cabello se iluminara también. Respiraba concienzudamente, midiendo cada exhalación, como sí temiera alguien le escuchara y de pronto, el seguro de la puerta tronó.

No se inmutó, pero si se replegó al muro, mirando hacia el pasillo contiguo con fiereza; había esperado todo el día para este momento. Lo sabía, lo observó una y otra vez por la ventana, fingiendo hacer nada... Por supuesto que si, la noche era el momento perfecto para...

— Jiminie — se oyó el cerrar de la puerta, unos pasos y luego un golpe sordo —... ¡Agh! Maldita sea, ¿Por qué están todas las luces apagadas? — los pasos continuaron, seguidos de un clic que iluminó el pasillo — ¿Jimin?

Mantuvo la respiración, sentía los pasos casi resonar en su pulso y oídos. Apareció de pronto, en el portal, la luz del pasillo dibujaba su sombra enorme, casi llegando hasta sus pies y se cruzó de brazos, al tiempo que agitaba su negra cabellera, con una brusca negación, como queriendo apartarla de sus ojos.

— Jimin — dijo de nuevo, ahora en un tono que sonaba cansado —, ¿Qué estas haciendo ahí? Podía verte ahí parado desde a fuera — espera a que el rubio conteste —... Dime algo, maldita sea — estira el brazo hacia el interruptor.

— ¡No! — exclama asustándolo — No prendas la luz...

— Jimin, esto es estúpido...

— ¿Cuándo es el cumpleaños de NamJoon? — le interrumpe — Si eres YoonGi, debes saberlo.

Le mira, casi boquiabierto, antes de tomar mucho aire y tratar de concentrar toda la paciencia del mundo.

— Por supuesto que soy yo, ¿Qué clase de preguntas me estas haciendo?

— Dímelo — exigió muy seguro.

El pelinegro estaba tan atónito con la situación que incluso sonreía, lo hacía porque no sabía qué de todo era peor, si las preguntas acusatorias de su amigo, o lo imbécil que eran éstas... Tal vez ambas cosas eran peor por igual.

— No sé — dijo, tras un largo suspiro—... En algún día de Octubre, qué importa... ¿Quieres detener esto ya?

— Septiembre — repuso el otro —, el doce de Septiembre.

— ¡Doce de Septiembre! No puede ser — añadió con sarcasmo —, ¡NamJoon me va a matar por no saber cuándo es su pinche cumpleaños! No me jodas, Jimin.

Se dio la vuelta, hecho una furia, no tenía idea de qué iba la actitud de Jimin, lo que si estaba y bien seguro, era que no seguiría ahí teniendo tan absurda conversación y además con la casa a oscuras, como sí no hubiera ninguna bombilla que pudiese ser prendida. Terminó por la cocina, encendiendo la luz de un manotazo y yéndose directamente a abrir el refrigerador. Jimin por su parte le siguió muy de cerca, cabizbajo, deseando poder pedirle que dejara de encender cuanto interruptor se le ponía en frente.

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