Recuerdo #1

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Hoy, una noche del catorce de marzo del dos mil dieciocho a las 12:11am, me he puesto a pensar en alguien. Alguien quien se convirtió en una personas mas especial que he tenido. Alguien en quien podía confiar todo. Alguien llamado Adolfo, mi mejor amigo; mi confidente, mi querido idiota, mi todo.

Adolfo falleció el veintitrés de mayo del dos mil diecisiete. Aún recuerdo aquella llamada a su papá a las 10:40am; aquella llamada en la cual se podía apreciar el verdadero dolor en tan sólo el sonido de su voz, diciéndome que ahora él nos cuidaría desde arriba, que él se encontraba en un lugar mejor; la recuerdo como si hubiera sido ayer.

Ese día me derrumbé. Lloré como no lo había hecho en mucho tiempo; ni siquiera cuando me enteré de su enfermedad. No quise entrar a clase ya que no haría más que estarme lamentando, me quedé afuera e hice mil y un llamadas para encontrar una forma de irme al hospital en ese momento. Recuerdo haber llegado al hospital y me encontré a su hermano el cual solo me abrazó y me dijo que su papá vendría en un momento; sólo me senté a una cierta distancia de su hermano y me puse a pensar. Era la última vez que lo veía, era la última vez que le hablaría, era la última vez de todo con él. En ese momento, todas las esperanzas que se fueron construyendo en el transcurso de su estancia en el hospital se derrumbaron como un edificio en demolición.

Ese día comprobé algo. Comprobé que cuando empiezas a ver mejoría en el transcurso de la enfermedad de alguien sólo significa que cada vez queda menos tiempo.

Derrame cerebral. La palabra que marcará mi vida.

¿Cómo alguien puede vivir trece años de su vida sin saber que un día, tras un fuerte dolor de cabeza, pasaría sus últimas semanas internado en un hospital donde solo ocurrió su cruel destino? Yo tampoco tengo respuesta a esto.

Nadie sabía que un día así llegaría, ni él, ni sus mejores amigos, ni su familia, ni siquiera sus padres imaginaban encontrarse en aquella situación tan agonizante.

Recuerdo aquellas visitas al hospital, no importaba si iba sola o acompañada, nunca faltaba. Siempre estaba ahí para él y fue así hasta el final. Aquellas visitas se empezaron a convertir en rutina, su papá me ayudaba a entrar a escondidas a causa de que era menor de edad, iba para hablar con él y le hablaba de cómo estaban los días en la escuela, las inconformidades en escuela en esos tiempos, le daba mensajes de sus amigos que no podían ir a verlo pero no se olvidaban de él; disfrutaba mucho ir a ahí. Jamás nos olvidamos de él.

Recuerdos sobre élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora