Capítulo VIII: Lo fuerte no se reserva

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No me matéis, por favor. 

Este capítulo me ha costado un montón escribirlo, no sé por qué. Me gustaría escribir más rápido pero de verdad que es imposible porque soy una lenta integral. A veces me tiro literalmente 2h para escribir un párrafo. Así que espero terminar la historia por el año 3243 si acaso (es broma, creo). En realidad no es que quiera acabar de escribir para nada, me gusta mucho, y nunca forzaría las cosas en la historia a avanzar a un ritmo que no son el que quiero y hacia un final que no estuviera bien resulto. Eso lo tengo claro. Así que quizás tenga que encerrarme en un templo de aislamiento y escribir las 24h para igualar el ritmo que lleva otra gente por aquí. De verdad, no sé cómo lo hacen. Les admiro<3

Muchas gracias por leerme! (:


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La imagen de Juli hablando con Suar y Sebastián impactó a Viole recién comenzada la jornada del lunes. Por supuesto, no había sabido nada de la pelirroja durante el fin de semana y la incertidumbre sobre si la vería ese día la había carcomido por dentro hasta el punto de desear que se consumieran las horas restantes para que llegara ese momento. Y ahí estaba ella. Y menos mal, porque si eso no fuera así no habría sabido a qué atenerse. Si la ausencia de su compañera de reparto se hubiera prolongado más hubiera sido inevitable pensar que pasaba algo. Algo serio. Y Viole prefería pensar que en realidad no pasaba nada.

La observó desde la comodidad de la distancia buscando alguna pista que le dijera qué había sido de la chica estos días y qué sería de ella misma los próximos. Pero todo parecía normal. Incluso comenzó a reír ante un comentario de Suar.

Entonces la mirada de Juli se encontró con la suya y la sonrisa se borró de su cara.

Viole se apresuró a salir de allí para refugiarse de esos ojos que ahora lucían gélidos, pero se vio frenada al oír su nombre de la boca de la otra. Petrificada en el sitio, se dio la vuelta y esperó a Juli, que se acercaba imparable.

-Toma.

La morena bajó los ojos hacia su mano extendida, que sostenía un teléfono móvil. El suyo.

-Eh... Gracias- titubeó mientras lo cogía. Quería decir muchas cosas más, pero no sabía cómo.

Ahora que se encontraba más cerca pudo apreciar las diferencias. Parcialmente oculto por la magia del maquillaje se la veía cansada y ojerosa. Un impulso instintivo la instaba a acunarla aun cuando la otra le sacaba una cabeza, luchando contra la sensación de que si hacía eso Juli se revolvería como un gato. Porque su mirada se parecía a la de uno que con recelo desconfía del humano.

-¿Cómo estás?- la pregunta había escapado entre sus labios sin permiso, y pronunciada sonó todavía más estúpida de lo que había sonado en su mente. Parecía inapropiada, como si estuviera invadiendo un territorio denso y prohibido, y a su vez banal porque a pesar de que se moría por conocer la respuesta real es lo que se diría en cualquier conversación corriente. Pero esa no era una conversación corriente.

Juli parpadeó de forma repetida, confusa. Evidentemente sus palabras la habían pillado desprevenida.

-He tenido épocas mejores, la verdad- respondió con franqueza.

Viole no sabía qué decir después de esa declaración, pero, ¿qué otra respuesta esperaba? La mayoría de la gente habría mentido o tratado de camuflar su debilidad, sin embargo si algo caracterizaba a la otra chica es que siempre iba de frente, en el sentido de que no se callaba lo que pensaba si consideraba que tenía que decirlo. La morena tampoco se guardaba nada dentro pero solía ser sincera de una forma menos impulsiva, más cuidadosa.

Flozmín: Una fuerza imparable choca contra un objeto inamovible [SIN FINALIZAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora