Spring

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- Habrán pasado 10 años desde la última vez que lo vi. Fue una noche de primavera casi llegando al verano, el aroma a flores y rocío nos llenaba los pulmones y nos hacía cosquillas. Volvíamos a casa después de una caminata larga, después de haber escalado su montaña favorita, el atardecer fue testigo de nuestro primer y único beso.
Nuestras manos seguían unidas, una vez que llegáramos a la ciudad nos separaríamos. Se acabarían las miradas furtivas y los roces accidentales. Todo se acabaría.
Retrasábamos los pasos como podíamos, la noche era despejada. Su pelo rubio brillaba, húmedo de la botella de agua que vertió encima suyo del calor.
Puedo jurarle que cuando nuestras manos se soltaron... Mi corazón se quebró. Da gracia ya que él solía decirme que era irrompible. Pero... Me he sentido tan vacío desde entonces, había tanto amor contenido, tanto amor... Pero él había elegido algo que nos prohibía en tantas formas que... Me rendí. Esa noche me quedé sentado frente a su casa hasta que se apagaron las luces de su cuarto, quería treparme y volver a besarlo, ser lo suficientemente fuerte para rogarle que deje todo por nosotros, pero no pude. Lloré durante semanas, y sigo llorando en mi corazón. Él se fue, yo seguí adelante. Él ejerció, yo me enamoré de una chica. Es hermosa, divina y todavía no entiendo cómo la conseguí. Él sigue en mi mente, aún cuando estoy con ella, él es mi realidad.
Nos vamos a casar, a ella le gustó ésta iglesia y justo... Por casualidades de la vida... Su Padre, es él... Es quien me atormenta todas las noches desde aquella noche de verano. Entonces... Yo estoy aquí, confesándome como debí haber hecho, rogando por un perdón que no llegará, que me hará arder en el infierno, siendo todavía un adolescente perdido y enamorado de ti Katsuki.
¿Cuántos Ave María y Padre Nuestro me corresponden, Padre Bakugou? -. El silencio me ahoga en ese cubículo, tiemblo del miedo, de repente la cortina de abre, él me mira con la paz corrompida.

- ¡TÚ MALDITO BAST-! - Tapo su boca antes que se arrepienta.

- Todavía no entiendo cómo alguien tan boca sucia como tú se decidió por ésta profesión. - Suspiro. - ¿Qué tal estás?

Me mira con odio contenido, libero su boca, me agarra con fuerza de la muñeca y me arrastra por los pasillos. Su espalda es ancha, su pelo rubio está igual... Inclusive está mojado.

Camisa negra y pantalón del mismo color... Me muerdo el labio inferior, llegamos a una puerta que tiene una placa con su nombre. No quiero estar encerrado en un lugar tan chico con él, temo por mi moralidad.

Nos sentamos, nos separa un escritorio. Estoy tan nervioso que no puedo ni ojear cómo es, de qué color son las paredes o los muebles, solo veo sus ojos rojos que me escudriñan. Estoy recto, casi altivo.

- La futura señora Kirishima ya reservó la Iglesia para el 8 de Octubre, su aniversario de cuando se conocieron. Parece ser una chica dulce, tienes razón, no sé qué te vio, imbécil. - Siento que el viejo Bakugou, aquél de 17 años me habla. Sonríe. - Evidentemente no estás muy preparado para ello...

- Realmente no, Blasty.

- Sabes cómo es esto, ponte las bolas que supongamos que tienes donde corresponde y cásate.

No sé qué decirle.

- Vete y vuelve con tu mujer. Sé un hombre para ella.

Trastabillo perdido hasta la puerta, nos miramos. Hay algo que nos corta la piel y arde...

Pasan los meses, me niego a ser plenamente feliz. El estrés nos consume y Mina está histérica todo el tiempo. Es mi última noche, me subo a mi segunda esposa, mi Lander me esperaba en el garage. El fresco del otoño me llena el alma. No sé cómo, termino donde él.

La antigua Iglesia se impone y me hace tiritar. Recuerdos de él me colman.

- ¿Vienes a ensayar tu huída? - Él me mira con un cigarro en la boca. Está apoyado en una columna.

- Si, justamente. Pienso tomarte en mis brazos y huir contigo en mi moto, ¿qué te parece?

- Arriesgado con tu suegro allí.

Reímos, estaciono. Nos acercamos... No, es inevitable...

Nuevamente toma mi muñeca, me vuelve a encerrar con él en su oficina.

- Si hacemos esto, no habrá vuelta atrás...

- Lo sé. - Gruñe y pega sus labios a los míos, mis manos sujetan su rostro por miedo a perderlo. Mi chaqueta, camiseta... Su camisa negra, arranco su cuello clerical con los dientes y lo marco, aún con todo su amor por Dios, quiero que se acuerde que es superado por el amor que me tiene a mí.

Desata mi cinturón, desciende con mi vaquero. Su lengua recorre mi entrepierna y succiona mi miembro, lo freno antes de sentirme acabar. Lo apoyo contra el escritorio, es marrón oscuro. Arranco sus últimas prendas.
Lamo mis dedos y busco dilatarlo. Un dedo, dos, tres...

Escupo la punta de mi miembro y lo beso con fuerza mientras lo penetro. Su espalda sudada choca contra mi pecho. Son embestidas suaves, contenidas para no dañarlo. Para que no termine tan rápido esto.

Salgo de él,  lo doy vuelta. Lo siento, él rodea mi cintura con sus piernas y vuelvo a entrar de una estocada. Son vaivenes tiernos. Nuestros gemidos retumban, la casa de Dios es testigo del pecado. Lo masturbo aumentando la fuerza, me baña en blanco, y yo lo lleno de mí...

- Te voy a amar hasta que me muera, bastardo... - Susurra conteniendo el llanto. No quiero alejarme. Lo beso, vuelvo con el vaivén, no quiero parar. No puedo...

Estoy parado en el altar. Mina dice si y sella nuestro futuro, Midoriya me da el permiso para besarla. Bakugou no estuvo. No iba a estarlo, no iba a casarme. Y yo, estoy bien con eso.

Mientras él se entregue a mi, cada noche de primavera, después de una caminata, bajando de su montaña favorita.

Mientras él me ame en secreto, mientras seamos un secreto...

Eso prometimos anoche, soy su primavera eterna.

Soy su Dios nocturno.

Soy su peor y más hermoso pecado, y él el mío.



Hasta aquí! Los personajes utilizados no me pertenecen, tampoco el HERMOSO fanart de la portada, si alguien sabe de quién es agradecería mucho que me digan así le doy crédito! Saludos y gracias adelantadas por leer!

En el Suspiro del Padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora