Capituló 1: "Only the beginning..."

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La muerte de su padre la había afectado mucho desde pequeña; y ahora el hecho de tener que mudarse, y dejar esa casa en la que vivió 27 años de su vida le dolía, le dolía tener que dejar su hogar; creía que al hacerlo olvidaría y no quería olvidar, ni a su padre, ni a su hermana.

Ambos habían muerto hacia ya varios años, pero todavía no podía superarlo; aún se despertaba en las noches llorando y todavía sentía el ruido de las sirenas, ese espantoso ruido que la torturaba todos los días; y no podía manejar aquello, no sabía que hacer para dejar de pensar. Perder a su padre en ese accidente había sido, seguramente, lo peor que le había pasado. Luego de unos años, murió su hermana. Se infectó, una enfermedad rara, o eso fue lo que dijeron los médicos, no es que Ana fuera la persona más preciada en su vida, pero si la quería. Y haberla perdido le dolía, más de lo que se pudiera imaginar.

Era un momento durísimo en la vida de Ivy, su madre siempre había manejado su vida como quería y debía hacer todo lo que ella decía. Estaba harta, harta de tener que aguantar eso; extrañaba a su padre, era el único que la entendía, con él pasaba la mayor parte de sus días.

Él era astrónomo, salían todas las noches al parque de su casa, se acostaban en el césped y miraban las estrellas; buscaban constelaciones, las contaban y estudiaban. Podían pasar horas así, juntos sin que nada ni nadie más importe. Cuando él murió, la vida de Ivy se vino abajo, se sintió tan vacía, tan sola. Nunca en esos 17 años volvió a salir para ver las estrellas, para ella el cielo de Carolina del Norte no tenía ni una sola estrella, porque a su vida le faltaba la más importante.

Su madre trabajaba en compra y venta de edificios, tenía una gran sede en Seattle y ahora que estaban solas decidió mudarse allí para poder administrar mejor la oficina. Quería que Ivy fuera su asistente, decía que debía trabajar, que su sueño de ser diseñadora no la llevaría a ningún lado. Pero no, ella no se iba a permitir eso; iba allí para empezar una nueva vida, y lo primero que haría seria trabajar de lo que ella más quería, y eso sin dudas, era ser diseñadora. Además, desde chica había estudiado fotografía, le encantaba tomar fotos, de cualquier cosa, desde un paisaje hasta a parejas desconocidas en el parque. Cada día era mejor en eso y en serio quería dedicarse a trabajar en algo relacionado con las dos carreras para las que se había preparado desde siempre.

Estaba a punto de subirse a un vuelo con destino a Seattle, a un vuelo que la llevaría a un lugar donde no quería estar. Lo que Ivy no sabía, era que ese viaje, le cambiaría la vida.

Apenas se subió y acomodó en el avión casi que entró en pánico, no era muy buena cuando se trataba de alturas y el hecho de tener que llegar a una ciudad desconocida la aterraba. En cuanto el avión despegó intentó no pensar en eso y comenzó a rebuscar en su mente algún recuerdo de los miles que tenia. Lo primero que se le ocurrió fue su padre.

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Flashback :
— Ivy ven —grito su padre desde el jardín, había estado toda la tarde esperando que aparezcan las estrellas y cuando por fin lo hicieron no dudo en llamar a su pequeña para observarlas juntos. Trataban de descubrir una nueva constelación y por alguna razón, Gerard, sabía que esa era la noche indicada.

Ivy se levanto de la cama de un salto al escuchar a su padre y corrió hacia donde estaba. Su momento favorito del día, nada podría salir mal

— ¡Acá estoy, pa! —mencionó con emoción en cuanto estuvo a su lado— ¿descubriste algo? —su padre no tuvo ni siquiera que contestar ya que con solo levantar la mano y apuntar al cielo la niña entendió todo.
Ambos se quedaron ahí por horas, observando la nueva constelación que habían descubierto, intentaron buscarle un nombre y la estudiaron de todas las maneras posibles. Tal vez ese había sido uno de los días más felices en la vida de Ivy.

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No pudo continuar con su recuerdo ya que su madre la estaba llamando. Ivy abrió los ojos y por un segundo miro mal a Victoria que se encontraba sentada a su lado, por haberla despertado y no dejarla terminar de recordar aquello. Ya estaban a punto de llegar, no tenía idea de que el viaje iba a ser tan corto, y menos de que se había dormido esas pocas horas; no lo noto, soñar con su padre había logrado distraerla. Y pudo pasar ese vuelo con tranquilidad.

Bajaron en el aeropuerto, y como era de esperarse un gran auto de la empresa de su madre aguardaba por ellas. Tenía un cartel con el apellido Belfrey y hacía señas con su mano para que lo vean.

La siguió a Victoria hasta el y una vez que guardaron el equipaje en el maletero subieron al auto que las llevaría a su nuevo hogar. En serio era un gran edificio; y sin dudas su departamento era el más grande. Entraron en el y Ivy quedó sorprendida, giró sobre sus talones para observar todo a su alrededor. La sala era enorme y tenía un gran ventanal desde donde se podía ver todo Seattle, de seguro pasaría horas allí solo observando esa hermosa vista. De un lado de este ventanal había una gran estantería, donde sin duda pondría todos sus libros y películas. Lo primero que hizo fue dirigirse a lo que sería su habitación, y así como con la sala quedó sorprendida al verla. De hecho era hermosa, una gran cama en el medio, un escritorio y su parte favorita: un enorme guardarropa que ocupaba casi toda la pared. Corrió hacia la cama y de un salto se tumbó en esta, por primera vez en mucho tiempo tuvo todo lo que quería.

Esa noche se fue a dormir feliz, estaba decidida que a la mañana siguiente saldría a buscar trabajo, y tal vez a tomar alguna que otra foto. Quería comenzar su nueva vida de la manera más positiva posible.

Almost Lover.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora