Capítulo único

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Nunca pensó que se sentiría tan feliz y nervioso. Podía significar un día cualquiera, pero para él, era la prueba exacta de su valentía y de todo el amor que sentía hacia aquella mujer que encontraría vestida de blanco en aquel altar.

Valentía por haber tratado de superar ese indeciso miedo al matrimonio. No era temor al arrepentirse sobre la persona que ama. Stark estaba completamente seguro que escogió a la persona correcta, en el momento indicado, en la profesión menos indicada. Y esto último, era lo que posiblemente hacía revolver su estómago.

Mientras él viviese, a Pepper no le faltaría nada, mucho menos a las próximas mascotas en adoptar y, por qué no, pequeños herederos que fueron planeados con mucho cuidado por ellos dos. Todo, estaba dispuesto a darlo todo por ella.

El temor a este acto es perder la libertad que antes podías gozar, sin rendir cuentas, sin mirar a quién. No importaba, nada de eso importaba, porque Tony quería estar con ella. Después de tenerla lejos de él, sin ser nada, durante un largo tiempo, se dio cuenta que una vida solitaria y de soltero no era lo que deseaba. Ninguna mujer llenaba sus expectativas como Pepper, tanto carnal como espiritualmente.

Ella era perfecta, simplemente, pues con todos los defectos que tenía que cargar, con todas las muertes, los planes fallidos y los absurdos fallos en su relación, Pepper Potts lo aguantó, lo soportó. Nadie más lo hizo como ella, nadie era como ella, nadie aguantaría lo que ella. Era la mujer más fuerte, tan capaz de sacarlo de sus profundos traumas, de desvelarse junto a él cada que una pesadilla lo dominaba. Pepper era su fuerte, dependía de ella y no odiaba admitirlo. Amaba depender de su carácter y su persona, de amar cada uno de los consejos de la mujer que entró a su vida, arrebatando cualquier anhelo de una vida de soltero.

Estaba ansioso, ansioso de verla con el vestido de blanco que escogió para su boda, el momento más importante de sus vidas, donde por fin se unirían ante los ojos sagrados, donde su unión sería bendecida y donde nadie más podía interponerse entre dos personas perfectamente unidas.

Le hubiese encantado contar con sus mejores amigos en un momento como estos. La idea de que Rogers y él no entablaran ni una sola conversación desde aquel desnivel, le podía. Entendía en su totalidad que la relación de ambos siempre fue una tensión inmensa, algo similar al amor odio entre amigos, entre compañeros de equipo. Siempre existieron diferencias, pero quien siempre estuvo al pendiente de la pareja, quien siempre estuvo ahí para Pepper y él, fue Steve. Los apoyó tanto. Y ahora se estaba perdiendo el momento, como su padre, como su madre, como tantas personas que tienen una justificación válida y no asistir.

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La rubia estaba en completa serenidad, desde la habitación del hotel donde la pareja había rentado toda la ceremonia y los cuartos para los invitados.

Su delgadez era evidente, pues aunque siempre fue de complexión delgada, el tema de su boda la traía con los pelos de punta. Mucho estrés el que ella ha tenido que soportar. Sentía muchas náuseas, no tenía apetito. Sentía que no podía siquiera hablar.

Una pelirroja con un fino vestido negro pegado al cuerpo y joyería rubí, se acercó a Pepper, con el vestido en la caja. No eran amigas íntimas, era compañerismo lo que entre ellas existía, pero ambas compartían un lazo con el dueño de las Industrias Stark.

Era evidente el papel de cada una en ese lugar; Natasha había arriesgado su seguridad y su posición con el gobierno. Había arriesgado todo por estar el día del matrimonio de uno de los hombres más ricos del mundo, de su amigo. Era Black Widow, podía con su identidad, podía con todo.

La verdadera boda del añoWhere stories live. Discover now