Confession [Kwall/Hevin]

[03]

No era del todo necesario ser una persona muy observadora para caer en cuenta del estado de desenfrenada efusividad que parecía, como un virus fiero, haber atrapado entre sus desdeñosos brazos a Hyunjoon aquella fría mañana.

El pronóstico del día no parecía muy favorable. Era entendible, pues seguían en pleno invierno. Sin embargo, Hyunjoon se halló tan distraído y distante que era ajeno al helado clima que eclipsaba las calles. En su corazón y mente no había más que sol. Su emoción, expresada a través de sus gestos y ademanes levemente exagerados, lucía más palpable que la nieve que había comenzado a caer afuera. Iba de un lado a otro, como si de momento eso lograse sosegar los sentimientos abrumadores que le rodeaban y que se expresaba por medio de la inquietud.

La cosa era (aunque no fuese un suceso tan impresionante o fuera de lo común) que ambas madres, tanto la de Hyunjoon como la de Kevin, junto con el padre del primero, irían a otra ciudad a visitar a un familiar enfermo. Y ya que la señora Moon era una reconocida y querida doctora les pareció buena idea llevarla consigo. Era un viaje largo, por lo que los tres se hallarían fuera durante por lo menos un día.

Para evitar que sus «bebés» se quedaran en completa soledad, optaron por hacerles una pijamada improvisada que a ninguno le disgustó para nada. Principalmente a Hyunjoon, que más que molesto se halló brillando de contento con la noticia. Y es que el sólo imaginar la situación... Él y Kevin pasándola bien en una pijamada, solos. Era imposible no acabar emocionado debido a ello.

Ya en el marco de la puerta su madre terminaba de colocarse el abrigo mientras su padre esperaba en el auto a que ella acabase de despedirse. Se giró hacia su pequeño, con una sonrisa abrumada. Por supuesto, le era difícil no quedarse un tanto preocupada por dejar a su niño de 15 años sin supervisión.

—Ten cuidado, ¿bien? No estoy segura de cuando volveremos, pero intentaremos regresar lo más pronto posible. —Tras mencionar estas palabras, acarició su cabello— No destroces la casa de Kevin, y no hagan travesuras, ¿de acuerdo?

—Está bien. Vayan con cuidado, mamá.

—Nos vemos mañana.

Hyunjoon se quedó en el marco con la mano sacudiéndose de un lado a otro en signo de despedida mientras el vehículo salía de la zona de aparcamiento y se perdía entre las opacas calles. Y en cuanto el auto abandonó su campo de visión por completo, cerró la puerta y corrió hasta su habitación para ir eligiendo aquello que pudiese necesitar para pasar la noche en casa ajena. Embolsó lo básico, que consistía en su cepillo de dientes, una muda de ropa, un pijama, un poco de dinero que su madre había dejado para él, y las llaves de la casa.

Después de colocarse el abrigo, se puso la mochila donde llevaba lo antes mencionado y emprendió, cuan aventurero extasiado por el sinfín de aventuras que le esperan, su camino hasta la casa de Kevin, cuya lejanía no era tanta realmente.

Luego de tocar el timbre, exactamente un par de segundos después, la calidez le chocó tras la puerta haber sido abierta de par en par, con la clara intención de invitarlo a entrar y compartir parte de la agradable y contrastante temperatura. Hyunjoon no estuvo seguro si aquello venía de la casa o era la sola presencia de Kevin parado junto a la entrada que le daba ese sentimiento de repentina calma.

A primera vista Kevin lució tan emocionado como él por su llegada. Claro que no por la misma razón que la suya, ni a la misma medida, pero verlo así le resultó lindo. Entonces su amigo se apartó para permitirle entrar.

A Jacob no le permitieron quedarse con ellos esa noche ya que sus padres sabían que no habría adultos para supervisarlos y ante ello la respuesta fue definitiva. Cualquier intento para cambiar su opinión y conseguir el permiso era banal y sin duda tiempo perdido. Era una lástima. Aunque Hyunjoon todavía tuviese una ardua batalla contra sí mismo y los celos que sentía por él, Jacob, a fin de cuentas, era su amigo y también le gustaba pasar tiempo en compañía suya. Sin embargo, hubo un poco de alivio inevitable que le hizo sentir culpa. Sólo un poquito.