Capítulo Uno

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 - Narra Jack

Hola, amor. Siento el haberte dicho tantas cosas. Por favor perdóname tú a mí. Lamento que lo nuestro no haya funcionado y… quiero que sepas que siempre estaré a aquí para apoyarte, aunque tú casi no me correspondas a esto tan fuerte que siento”.

Tecleé su número y me quedé pensando en si el último dígito era un cinco o un seis. Puse seis y lo envié.

( . . . )

Luego de estar en el bar, decidí ir al camarote para dormir un rato. Recordé cada cosa que pasé con Kelly y me di un buen baño en la tina de hidromasaje. Me quedé allí por unos minutos y luego recordé que mi celular estaba en la maleta. Al sacarlo noté que tenía un mensaje allí.

Era un número desconocido.

Hola, amor. Siento el haberte dicho tantas cosas. Por favor perdóname tú a mí. Lamento que lo nuestro no haya funcionado y… quiero que sepas que siempre estaré a aquí para apoyarte, aunque tú casi no me correspondas a esto tan fuerte que siento”.

Esas palabras me hicieron sentir extrañamente bien. Describieron exactamente el sentimiento que tenía ahora. Me hicieron sentir especial. Pensé en que se habrían equivocado pues… yo no esperaba que alguien me dijera eso. Sabía perfectamente que Kelly no era.

Hola. Yo también lamento que no haya funcionado. Agradezco estas palabras tan alentadoras tuyas y también el hecho de que estarás allí para apoyarme no importa lo que pase. Sería un tonto si no te correspondiera. Aunque… no creo que sea yo el indicado para decírtelo”.

Me metí de nuevo a la tina y relajé el cuerpo. Comenzó a timbrar mi celular de nuevo. Era otro mensaje.

“Tal vez, ninguno de los dos sea el indicado para decir algo acerca de esto. No somos perfectos y cometemos errores. Eso lo entiendo perfectamente. Hoy… peleé con alguien por algo *beep*, pero me dolió lo que hizo”.

Estar hablando con… ¿ella o él? No sabía siquiera si era mujer. Decidí guardar mi cautela pues… esto podría ser algo peligroso.

Bueno, como dijiste todos cometemos errores. Una dama como tú no debe de pelear con alguien, aunque sea la ofensa más fuerte o el insulto más duro. Si tú conservas la compostura te aseguro que dejarás al tipo o a la tipa con la boca abierta”. –envié.

Salí de la tina y me puse unos jeans azules. Usé una playera negra  y decidí salí a caminar.

- Narra Hannah

Estaba recostada en la cama y no podía responder al mensaje que Dean me había enviado. Me había dicho “dama”. Cosa rara en él. Rara vez me hacía un halago. Tal vez él estaba cambiando.

Desde cuándo me dices “dama”, eres totalmente extraño. Al principio me tratas como un fenómeno y ahora me hablas con palabras dulces” –envié.

Te he dicho que no soy quien tu crees, ni a quien tu buscas. Pero… el chico que dices es un idiota por tratarte como fenómeno. No se debe de tratar a una mujer de esa forma”.

Escucha, no sé quien eres pero… lamento haberte enviado todo esto, de bueno… te envié algo personal y… lo siento” –envié rápidamente. Me sentía completamente apenada pues le había confesado mi amor a un completo desconocido. Mis mejillas estaban totalmente sonrojadas y mi corazón estaba latiendo con rapidez.

Cuando estaba a punto de quedarme dormida, un mensaje llegó a mí.

No te preocupes. No me molesta escuchar este tipo de situaciones, digamos que viví algo como tú. Ahora tengo que dormir pero, no te preocupes por ese tipo de personas, siempre habrá alguien que te merezca. Cuídate y… que descanses

Escuchar que esta persona se interesaba en lo que yo pensara, me hacía sentir extraña. Tal vez no era tan mala persona. De acuerdo esto podría ser peligroso pero… me interesaba saber su opinión.

Gracias –inicié-. Lamento haberme entrometido en tu vida de esta forma. Eres muy amable al decirme todo esto. Si lo que me dices es cierto, pues creo… que tú también tendrás alguien que te merezca. Descansa” –envié.

Estaba un poco sonrojada. No sabía qué pensar acerca de esto. Mi celular nunca había enviado tantos mensajes a la misma persona y con tantos caracteres en una sola hoja. Casi siempre eran, “hola, no, sí, no quiero, esta bien o ya voy para allá”.

Sí, has llegado a mi vida pero en el mejor momento, no te preocupes. Sabes… sonará incorrecto pero… por un momento quise ser ese chico al que le pedías perdón. Pues, por tus palabras, suenas a que sabes reconocer los errores y pedir perdón, aún lo quieres”.

Su mensaje me hizo sonrojar. Ni siquiera me conocía y ya me estaba halagando. Mordí mi labio inferior, lo hacía siempre que me apenaba. Puse mi celular en vibrador y luego de una sonrisa que apareció en mis labios respondí.

Le pedí perdón aunque no se lo merecía. Me cuesta trabajo despedirme de mi pasado. Tal vez soy una tonta, pero… es casi siempre lo que siento”.

Me puse boca abajo y traté de conciliar el sueño. Puse mi celular en reproducción y mientras escuchaba una canción de Simple Plan – I can wait forever, sentí el vibrar del celular, indicio de otro mensaje.

Es cierto que cuesta despegarse de su pasado. Me ha costado a mí mucho. No eres la única. ¿Eres única y no único, cierto?

Cuando leí eso no pude evitar reírme. Era cierto, ni siquiera sabíamos si éramos hombre y mujer o mujer y mujer.

Sí, soy mujer. ¿Tranquilo o tranquila? –pregunté.

Mi corazón no dejaba de latir rápidamente. Mi sueño había desaparecido y me puse a mirar hacia fuera por la ventanilla, solo había nada y oscuridad. Mi cama sintió una pequeña onda.

Sí, soy hombre. Espero que no mientas. Pues sería una gran decepción saber que estoy platicando con un hombre de 50 años y que me puede robar” –solté una carcajada. Mi hermana despertó y me miró extrañada pues yo estaba sentada y tapada con la sábana hasta la cabeza.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2014 ⏰

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