≈Capitulo treinta-uno≈

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En cuanto llegue me abrazaste, por primera vez te desmoronaste ante mi, lloraste en mis brazos.

Nos sentamos en el sofa, me pediste perdón.

No habia nada que perdonarte, desde hacia mucho tiempo que lo habia hecho.

Dejaste un beso en la comusura de mis labios, pero en ese momento, Eithan ocupo mi mente.

¡joder estaba haciendole lo mismo que tú me hacias a mi!

Nunca fuíste realmente mioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora