Laila leía un libro a la orilla de su cama, iluminada solo con una tenue luz proveniente del velador que se encontraba en el escritorio frente a ella. Se dice que se pueden conocer ciertos aspectos de las personas con tan solo ver la manera en la que tienen organizado su habitación. Laila era una chica bastante desordenada, al entrar en su habitación podrías encontrar una cama destendida, un sillón lleno de prendas, varios pares de zapatillas en el suelo y un escritorio con pilas de papeles y cuadernillos junto a marcadores y lapiceras dispersas, quizás podrías encontrar el plus de una taza de café a medias de la noche anterior luego de haber estado toda la noche estudiando para algún examen final. -No, no puede ser- Exclamó – No puede terminar así- soltó el libro en la cama y tomo una campera que estaba en el sillón con mala gana. Cerro la puerta de su cuarto y se colocó la capucha, bajo las escaleras intentando hacer el menor ruido posible para que nadie se entrometiera en su camino. Comenzó a caminar sin ningún rumbo especifico. -No puede terminar así, no es justo, esa historia merece otro final- Pronunciaba una y otra vez mientras caminaba y pateaba una pequeña piedra que posaba frente a su pie. Sus pensamientos fueron interrumpidos luego de escuchar un grito eufórico. - ¡CHANDLER VOLVE! POR FAVOR QUE ALGUIEN LO AGARRE- La voz provenía de una chica de tez blanca ojos verdes y pelo color castaño claro corriendo desesperada detrás de un pastor inglés. Laila se posiciono frente al perro en guardia esperando a que este llegara, Chandler al verla saltó haciendo caer a Laila y dejándola tendida en el piso, pero aun así ella logro tomar su correa. -Discúlpame, ¿Estas bien? Soy Alexa- la chica estaba parada frente a Laila tendiendo su mano para ayudar a que se levantara - Hola, soy Laila, si estoy bien no te preocupes, toma- extendió su mano dándole la correa, para luego inclinarse, acariciar a Chandler y seguir su camino. – Espera, no te vayas, ¿te conozco? - -No creo, soy nueva acá, me mude hace dos meses para poder estudiar- Se dio la media vuelta - ¿Queres venir a una fiesta hoy? Para compensar lo que te hizo Chandler- - Realmente no quiero, pero te agradezco la invitación- Laila giró y comenzó a caminar antes de que Alexa pudiera interrumpirla nuevamente. Se encontraba ya a una cuadra de distancia y la vio hablando con un hombre en el puesto de diarios. Al darse cuenta de que ya era algo tarde y pensó en regresar a casa, faltaban exactamente tres cuadras para llegar a su edificio cuando sintió un fuerte dolor de cabeza y decidió que entraría en la farmacia que se encontraba en la cuadra siguiente y comprar algo para apaciguar el dolor. Que a decir verdad no le dio mucha importancia ya que le echo la culpa a la caída que había tenido hace rato. Luego de hacer una larga fila con alrededor de diez personas delante suyo, pidió el medicamento y a la hora de pagar, palpo su bolsillo para tomar su billetera y noto que esta no se encontraba donde esperaba. Pidió disculpas al farmacéutico algo apenada por lo sucedido y se fue. Levanto las hojas, los zapatos en el piso, levanto el colchón y no había rastros de la billetera. Hizo la ropa que estaba en el sillón a un lado y se recostó en él. Pensaba una y otra vez el recorrido que había hecho al caminar desde que salió de su casa, tenia una sola imagen presente, la caída que había causado Chandler, el perro de Alexa. Se levanto exaltada del sillón y velozmente se dirigió al lugar donde fue el pequeño percance que había tenido. Buscaba con la mirada una y otra vez en la vereda, pero parecía inútil, no había nada, a su derecha noto un puesto de diarios y recordó haber visto a Alexa con el que parecía ser el dueño. – Disculpe señor, lamento molestarlo, ¿De casualidad no vio una billetera en el suelo? Hoy tuve un pequeño accidente allí con un perro y me temo que se me ha caído del bolsillo y al parecer la perdí- - ¿Tu eres Laila?- - Si soy yo, ¿Lo conozco...?- Lo miró algo extrañada y desconfiada - Tranquila mi niña no te asustes, no, no te conozco, pero tengo una nota para ti- Pidió un café y se sentó en la mesa junto a la ventana en la que solía sentarse y leer un libro, tomando un café. Decidida, desdoblo aquel papel que la tenia sumamente intrigada y comenzó a leer.
"... Laila soy Alexa no te asustes, hoy luego de que Chandler te hizo caer, te fuiste muy rápido y cuando ya estabas lejos vi que se te cayó la billetera y quería devolvértela, así que supongo que no podrás negarte a la invitación que te hice hoy, veni por favor. Te espero, la pasaremos bien. La dirección es Juan Bartolomé 1544."
Alexa.
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Al borde del precipicio
AdventureLlena de vueltas la vida esta, para una adolescente que se esta convirtiendo en una mujer independiente, hay varias decisiones que debe tomar y esta solo en sus manos su propio destino, amores, amistades, trabajo. Las decisiones pueden tomar giros...