Salgo despacio del cuarto, no quiero que se despierte y empiece con las preguntas otra vez. Hoy tengo que ir a trabajar en el turno de la noche y por más que me paguen mejor en este turno se me hace muy duro.
Hace más de 3 años soy camarera en un lujoso restaurante. Tienen buena paga y los horarios son flexibles. Los dueños son un matrimonio de la tercera edad que nos tratan a todos como a hijos, así que no me quejo. No es la vida que quise cuando era una niña pero es lo único que puedo hacer ahora.
Deje mis estudios en la universidad a medias porque el dinero no me alcanzaba para nada y ahora mucho menos. Sé que ganaría más si tuviera mi título pero no tendría dinero para la comida.
Al llegar al trabajo veo que hay poca gente. Otro día sin buenas propinas pienso y entro al vestidor. Adentro me encuentro con los otros chicos que trabajan aquí.
-Hola Andrea- Me saludo Claudia mi mejor amiga, se acerca a mí y me dan un gran abrazo.
-Clau- digo mientras ella me suelta. –Hoy hay poca gente, espero que los pocos dejen mucho- Digo en son de broma aunque quisiera que sea verdad. Ella me mira con cara de perro apaleado y trata de sonreír pero es una sonrisa triste. Ella al igual que yo necesitamos de las propinas porque la paga no nos alcanza.
-Espero que hoy si llegue mi príncipe azul y me saque de aquí- dice ella mientras se dirige a la entrada del vestidor.
Como todas las noches era una tranquila, no había mucha gente y todos eran conocidos. Los típicos clientes de todos los días. Me estaba aburriendo demasiado hasta que llego un grupo de 5 hombres. Cada uno más guapo que el anterior.
-Andrea acompaña a los señores a la mesa dos por favor- Claudia me hace señas para que deje de verlos embobada y los lleve a la mesa. Sacudo la cabeza un poco y les doy una sonrisa y les pido que me acompañen. Ellos me siguen. Les pido que se acomoden y les traigo las cartas. mientras espero que pidan los observo todos son guapos pero hay uno en especial que hace que las mariposas que creía muertas en mi panza revivan otra vez.
Él es todo lo que una pudiera pedir. Alto. Ojos color miel. Piel bronceada. Y tiene una sonrisa que mata.
-Me ayudas con el espacial del día- dice uno de ellos con una sonrisa encantadora. -Y tu número de teléfono por favor- sonríe mas de la cuenta. Yo solo me limito a sonreír como tonta y a no soltarle ninguna grosería al tipito este. Pues al parecer son como todos los hombres que porque tienen una cara bonita se creen los dueños del mundo.
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¡Él era!
Romance-Solo te digo que una vez que tengamos relaciones se acabó. Ya sea después o ahora mismo.- No se cómo tuve el valor para decírselo pero era lo mejor. -Entonces que sea de una vez... Es mejor que lo hagamos ahora que después!- Él lo dijo como si fuer...