Es mi último día aquí probablemente, no esperaba terminar así. Los días se consumaron tan rápido y a su vez la felicidad se volvió efímera, estos pasillos me lo dicen tan bien. Están vacíos, ni una sola alma merodea más por aquí si no es la mía. Es un silencio melancólico.
Me voy como vine a este lugar: sin que nadie se de cuenta de que alguna vez visité éste lugar. Es tan armónico aquí pero también me da tanto para pensar solo cuando considero que estoy dejando al irme. ¿Hice algo para bien aquí? Mientras más lo pienso me acerco más y más a la conclusión de que nunca fui siquiera merecedor de esta paz, paz que ahora mismo se escapa de mi alcance. ¿Estoy perdiendo, o estoy perdido? Contra que estoy perdiendo, ¿contra quien me dejé vencer? Al final solo por causa de mi propia mano he llegado aquí, por mis tan aclamados méritos como individuo he caído en esto. ¿Como he llegado a tener empatía por este lugar? Quizá no es este monótono edificio ni su gente, sino más bien aquellos que conocí aquí: individuos específicos. Personas que extrañare tan pronto salga para la puerta y mis palabras no sean "Hasta luego," sino "Adiós."
Pensando en ellos y todo lo que me adjudique a vivir con ellos, no puedo evitar permanecer en silencio. En mi último día aquí nadie de ellos permanece para escuchar una sincera despedida pues todos dijimos "Hasta luego," todos pensamos que sólo sería tiempo lo que nos separaría hasta encontrarnos una vez más en estos tristes pasillos. Hoy entendí que ya no nos veremos, dejaré esta felicidad aquí pues no la gané por mi propia causa como siempre creí. Esto le pertenece a ellos, ellos me lo otorgaron y he de devolvérselos. Cuando llegué no esperaba tal dicha, tal privilegio y excéntrica felicidad en la vida pero es que las risas van y vienen para todos. La razón para ser feliz se ajusta de acuerdo lo que vez, y así cambias esperando ser feliz a pesar de la adversidad; siendo así cuando la adversidad y desgaste son la única razón para preverse así mismo involuntariamente de vivir con la calidad digna. Y he me aquí de pie ante las puertas de lo que alguna vez llamé infierno, deseoso de permanecer un momento más y reclamar la gloria en la paz que habita en este templo. Han pasado tantas cosas durante mi estadía, algunas tantas para mal y otras para bien aunque en su mayoría siguen siendo experiencias. Solo experiencias, ¿verdad? Me servirá haber vivido esto y poder ver a la humanidad en el apogeo de su malicia, pues es difícil creer que uno mismo será víctima incluso de aquellos que estima. Es una de esas cosas en las que pensaras cuando alguien diga "Tienes que vivirlo primero antes de decir tu opinión," e irónico es pensar que no sea cierto aunque veas tu equivocación después de vivirlo por ti mismo.
Ha sido quizá un placer culposo rondar por este lugar con tanto libertinaje pues no lo niego, desprecié ciega e injustamente mucho de lo que hace característico a este lugar. Los momentos que me dí por compartir aquí son ciertamente dignos para recordar pero de alguna forma no puedo pensar en ello con orgullo ni dicha, pues solo me invade la melancolía de la realidad. La realidad es que he de partir y por mucho que me haya llegado a gustar esa idea en un pasado; yo pretendía tomar mi camino por cuenta y voluntad propia. No quería irme hasta no sentirme listo para decirles adiós pero si aún ahora me preparé para decirlo por mucho que no lo sienta, ellos se fueron con un "Hasta Luego" en boca asumiendo que nos volveríamos a reunir. Que hipócrita de mi parte el no buscarles para decirles a a cada uno como es que esto terminará, como probablemente será a final de cuentas.
Han sido horas ya y solo me veo asediado por estos pensamientos, parece que pretenden envenenar mis sueños por las noches. Envenenar es poco, ¿no? Después de lo que he estado delirando sobre papel podría decir que intoxicará mi vivir más de lo que creí que este lugar hacía. Que denigrante es pensar en este viejo lugar de ésta forma cuando siempre pasé de sus costumbres y prácticas. Siempre preferí la senda de la indiferencia. Siempre la había preferido, al menos de eso estoy seguro ahora. Mis pasos resuenan en el silencio, mi caminar lento y conciso es lo que me trae de vuelta a la realidad. Es un pesar.
Pienso de mi estadía aquí como una guerra entre el resto y yo, una incesante tendencia por diferir por el resto e imponer lo que quería ante el resto pues me parecía suficiente demostrar mi desacuerdo aún si no obtenía nada; tanto ahora como en aquel entonces nunca di cabida a la idea de la derrota y conformismo. Esa forma de vivir me han traído aquí, me han llevado al clímax de un adiós imposible de decir pues el arrepentimiento me ahoga y me retiene. Me retrae de pedir perdón por ser tan imprudente, pues el peso de las lecciones aprendidas aquí son suficiente para impedirme de continuar: Continuar con lo que he llevado hasta ahora. Irónicamente hasta ahora llevé en alto mi orgullo e individualismo pero habiendo visto lo mucho que dependí de ellos me doy cuenta que esta idea de felicidad evocada en mi, nunca fue una especie de mérito propio. Nunca merecí ser feliz.Mientras continuo caminando me doy cuenta cuan ensordecedores son mis pasos, puesto que retumban en la penumbra de este pasillo. Es como si ni una sola alma hubiera estado aquí alguna vez. Apuesto que soy el único tan decaído en esta idea de eterna soledad individual pues por lo que he vivido puedo afirmar que es plenamente imposible que nosotros como seres individuales podamos entendernos de forma plena los unos a los otros dado que como nuestras formas de pensar como individuos por similares que puedan llegar a ser nunca serán iguales, por consiguiente nunca habrá alguien que piense como yo y también pueda comprenderme. Según la consejera, esta clase de comportamientos son propios de alguien recluido pero nunca entendí de que forma recluido; ¿de forma mental y psicológica?¿emocional?¿recluido social? Sí tan solo mi pensar hubiera estado un poco mas recluido, más limitado, más contraído; más inseguro e ininteligible (pienso yo): No habría defendido a capa y espada las cosas que creía como correctas. ¿Estaba recluido según ella? Solo imaginar que tan distinto habría sido si desde un inicio yo me hubiera visto a mi mismo como un recluido, socialmente supongo. Asumo que ella simplemente no habría podido siquiera dar cabida a la posibilidad de entender y eso que aparentemente ella era psicóloga, y si en verdad ella era psicóloga: mi tan llamado "problema" probablemente debió haber sido atendido por un psiquiatra. Con todo lo que ha ocurrido, es cierto que no todos los que toman parte en esta institución no están exactamente dispuestos a verme de nuevo aunque en realidad a poco les importa toda esta situación tan estúpida a mi forma de ver las cosas. ¿Quien de ellos estuvo en mis zapatos para ver lo que sucedió? Esa extraña pregunta es lo que me ha salvado en todo esto, el beneficio de la duda diría yo. Quizá y no fue suerte como yo creo y quiero seguir creyendo, pero después de todo es mas seguro y lógico que sea tal como el lo dijo "La única razón por la que sigues aquí es lastima." En realidad dijo misericordia, pero conocí lo suficiente de ese individuo para deducir que a verdadera razón era lastima. Sigo aquí por lastima. Por causa de lastima sigo aquí, eso sin tener en cuenta que irónicamente nunca fui merecedor de lo que recibí aquí, ¿no es justo, verdad? Yo no veo por que es justo que permanezca aquí por lastima cuando realmente en un inicio no aprecié lo que este lugar ofreció para mi. No se me ha prohibido regresar pero personalmente encuentro esa idea como un verdadero pesar pues a lo que me adjudique gran parte de mi estadía aquí fue a juzgar y reprender a base de palabras con mi propia idea de "correcto," no encuentro un por que concreto que realmente me pueda convencer de regresar. "Regresar" debería decir, pues aún no me he ido como el resto. Me he detenido para contemplar una vez más "esto," o lo que sea a final de cuentas, puesto que no hay nadie quien escuche mi sincero adiós y así esta bien. No tengo por que ponerme empático ahora respecto a quienes lastime, pero aun así no hay culpa en admirar la edificación pues para lo bella que es, he sido estúpido si después de tanto no me detengo ni una sola vez a verla. A apreciarla como tal.
Ahora, sin pena ni gloría solo me queda una locación más por visitar: La entrada. Espero que ni por asomo ni azar del destino alguien me llegue a extrañar puesto que no pretendo volver.
Me voy como vine.
Triste y en silencio, confuso por lo que me depara adelante. Así es la vida después de todo.