Mauschen

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El reloj marcaba las 11:19, Tom resopló sintiéndose estúpido. Habían pasado apenas tres minutos desde la última vez que cogió su móvil.

Jugueteó con el aparato entre sus manos con nerviosismo. Llevaba un buen rato resistiéndose al impulso de realizar esa llamada, tiempo en que la voz en su cabeza le repetía con saña que era mejor evitarse las molestias y, de paso, el bochorno de una respuesta negativa.

Habían pasado tan sólo dos días desde que vio a Trümper por última vez, en ese día interminable que comenzó con el correo con los resultados de sus exámenes y acabó con un apretado abrazo de su hermano que exclamaba emocionado "Siempre supe que lo lograrías, estoy tan orgulloso de ti, enano".

En medio pasaron muchas cosas.

Un ataque de pánico, más abrazos de Trümper (eso ya se estaba volviendo una costumbre. ¿Por qué la gente a su alrededor insistía en abrazarlo?), la tarde en el parque de diversiones, él yéndose de lengua.

La verdad, ahora se arrepentía de haber sido tan impulsivo, pero le enervaba que el moreno endiosara a su hermano, siendo que " La Señora Trümper" no era ningún ángel. Por su culpa su hermano andaba cabizbajo y desanimado. Suspirando como a un crío al que le han roto el corazón.

Y ahora Trümper sabía el gran secreto de Nick, a Tom no le cabía dudas de que lo usaría en contra de su hermano, de alguna forma. Trümper detestaba a Nick, casi en la misma medida que él detestaba a Valentino Trümper.

"Jodido idiota" —Masculló

Su vida sería mucho más sencilla si no se lo hubiera topado esa tarde, meses atrás, en el cine.

Suspiró con desgana y desbloqueó el teléfono, otra vez. Trümper ya no tenía obligaciones para con él, las "citas de estudio" habían llegado a su fin, ambos estaban ya de vacaciones.

"No existe excusa alguna para volver a verlo" —arguyó la voz en su cabeza.

La voz podía ser sabia, pero realmente tocacojones.

Al menos ahora estaba más tranquilo al respecto, su presencia no era un síntoma de que se estuviera volviendo loco. Según Pauline sólo era un... ¿Cómo le llamó?

"Es una manifestación de tu subconsciente, Tom"

Tom moriría antes de reconocerle a su voz que si habían motivos para ver al otro chico. ¿Acaso extrañarlo no contaba como excusa?

La voz le recordó —pedante— que el moreno tenía su propio grupo de amigos, con los que probablemente estaba disfrutando de sus vacaciones en ese mismo instante.

—¡A la mierda! Se supone que yo soy uno de esos amigos. —alegó a sí mismo, llamando finalmente.

~*~

Trümper estaba en el baño cuando llamó, pero le devolvió la llamada en cuanto vio la notificación. El otro chico no tenía planes para ese día, de hecho, aun no se levantaba.

—¿Estás en el reino de Ronald McDonald?

Tom se mordió el labio antes de responder.

—Ehm... No, hoy no tengo turno. —mintió.

—¡Que bien! ¿Entonces, vas a venir?

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