-¿Sabes que es peor que estar muerto?- Le pregunté.
- ¿El que?
- No estarlo.- Ella tomó la cuchilla de mi mano y asintió.
¿Solo esto?
-¿Sabes que es peor que estar muerto?- Le pregunté.
- ¿El que?
- No estarlo.- Ella tomó la cuchilla de mi mano y asintió.