Somos una especie idiota, nos encanta dejarnos llevar por nuestros sentimientos cuando estamos muertos de miedo, en vez de cuando realmente podríamos disfrutarlo, y por supuesto, nos desvivimos por darnos cuenta de lo que realmente queremos, justo cuando nos enteramos de que nos lo quieren quitar; huimos bien lejos de la tristeza cuando tenemos la felicidad al alcance de la mano. Muchas veces me pregunto, como hemos sido capaces de llegar hasta la luna, si ni siquiera somos capaces de cuidar de nosotros mismos.