A las afueras de la ciudad en unos viejos apartamentos; por una ventana se puede ver a una joven madre meciendo tiernamente un moisés, quien cantaba suavemente mientras observaba a su bebé. Después de varias canciones de cuna, miro hacia la pared, que sostenía un antiguo reloj que marcaba las 6:00 pm; y mientras piensa lo tarde que es, su esposo llegaría pronto de trabajar y ella aun no empezaba la cena. Observa al niño plácidamente dormido y apaga la luz de la habitación, prende una pequeña lampara en forma de barquito, empareja la puerta y se dirige lo más rápido posible a la cocina para hacer la cena, esperando no despierte pronto él bebe. Faltando poco para acabar, escucha el rechinido de la vieja puerta principal seguida de un azote y unos pesados pasos acercándose, en la penumbra justo por el pasillo que lleva hacia la cocina, para después escuchar a su esposo con voz cansada.
- Hola querida...- en un aliento instantáneo para continuar con su oración, se vio interrumpido por su esposa
- Baja la voz acabo de dormir a Erik. -El esposo cambia totalmente el aspecto de su rostro.
- Él no puede despertarse – dijo en tono molesto.La mujer que estaba a punto de terminar la cena, tira con fuerza al suelo la tapa de la olla que tenía en las manos, rompiendo con el silencio de la casa. Sale repentinamente corriendo hacia el cuarto donde se encuentra su bebé.
- ¿Ves? ¡Por tu culpa ya despertó! – Grito con una voz envuelta en llanto.
El esposo se dirige hacia la estufa y la apaga, ve con tristeza un guiso de carne con papas, recarga sus manos sobre su cabeza, al tiempo que le entra una gran desesperación y pega un golpe en la pared, acto seguido lleva sus manos hacia su boca para ahogar su llanto, se está así por unos minutos, seca su cara con la parte de su camisa justo por el hombro derecho y comienza a caminar silenciosamente hacia la habitación de Erik, al detenerse cerca de la puerta ve en una pequeña mesa el retrato de su precioso hijo. Después de verla un momento, continúa caminando casi arrastrando los pies, toma un poco de aliento y escucha a su esposa que entona entre llantos una suave melodía, él se acerca y al llegar al moisés, pone la mano sobre el hombro de su amada al tiempo que dice:
- Es hora de superarlo -Al ver hacia el moisés que se mueve al triste son de la canción, se da cuenta del inmenso vacío que ha dejado Erick con su ausencia.