Capítulo 1: Rumbo a una nueva vida

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Alessa miro una vez mas a su marido, mantenía con fuerza el cuchillo de carnicero con la mano izquierda al mismo tiempo que con la derecha sostenía, y resguardaba, a su bebe de apenas un año. William era tan pequeño, apenas notaba sus incipientes cuernitos salir del enmarañado montón de pelo que tenia en la corona de la cabeza, lo amaba por sobre todas las cosas. Volteo de nueva cuenta a la ventana por donde se veía al grupo de gente que se acercaba a la casa desde la otra calle, listos a matarlos con Kelly Kessler a la cabeza. Su madre se lo advirtió, dejar el clan era peligroso y por enamorarse de un humano mucho más. De pronto una idea vino como relámpago a su mente, rápidamente tomo el bolso de bebe que estaba descansando sobre el sillón y tomo las llaves de la camioneta de su esposo, corrió hacia la cocina y volteo a ver a su esposo que la había seguido preocupado.

—Tengo que hacerlo, al menos así ustedes se salvaran.

—Encontraremos la forma, amor ...por favor, yo te necesito, Will te necesitara...

—Los amo.

Con un último beso amargo, Alessa salió a ganar tiempo y, una vez que la calle estuvo desierta, Killian Graham escapaba con dos bolsos grandes y una mochila de bebe donde un dormido William descansaba sin percatarse de la enorme angustia de su padre y la ausencia de su madre. El hombre de gran estatura tomo el auto de su esposa, dejando para siempre la bella cuidad de Portland donde vivió junto al amor de su vida y a quien probablemente no volvería a ver.

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Era de noche en los astilleros de Nueva Orleans, un pequeño de 5 años se despertaba sobresaltado por un agudo dolor en su cabeza y en su pancita. Su padre, despeinado y alarmado, entra a su cuarto debido a los gritos del niño. Y se queda estático con lo que ve: pequeños y relucientes cuernos salen de la cabeza enrulada de su hijo, garras reemplazan las uñas de manos y pies, la columna se eleva dando un aspecto feroz y deformado a la delgada figura infantil.

—¡Papa! —el grito de horror lo saca del estupor, inspira aire para calmarse y así ayudar al otro.

—Hijo, ya hablamos de esto. No tengas miedo, tu transformación solo duele si te resistes. Estoy aquí, nada va a pasarte. —la voz calmada y amorosa, logra menguar el miedo y la confusión del menor. Lo que hace que el proceso pase más rápido y ya sin dolor alguno.

—Se siente raro, pero me gusta. —la voz distorsionada de Will se mezcla con un gruñido de su nueva garganta sobrenatural.

—Es lo que eres, hijo mío. Jamás temas de esto, no te avergüences. Tu madre y yo siempre te amaremos no importa que.

—Gracias papa. —los brazos huesudos y con bello se sienten raros, pero Killian ama a su hijo y devuelve el abrazo con infinito cariño.

—Ahora, mi muchacho, ve a comer. Estas muy delgado, recuerda que tienes que alimentarte bien o no serás más alto que un duende. —jocoso le revuelve el cabello lleno de rulos y escucha el refunfuño del más chico.

—Ya verás, papa, seré más alto que tú. —tras un juguetón lametón, sale por la ventana a cazar su primer alimento.

—Ya lo creo, hijo. —con un suspiro, sale del cuarto a prepararse un café bien cargado. Esa noche será larga.


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El pequeño ser que era su hijo creció, los años pasaron y su apetito era voraz. El reguero de cuerpos, conocidos y no por el público, preocupaban a Killian. Hasta ahora no los habían vinculado con ningún crimen, pero sabia que de seguir allí los atraparían. Y no pensaba permitir que nadie le hiciera nada a su hijo, se lo debía a su esposa. Así que abandonaron Nueva Orleans y sus calles llenas de música y ruido, por el silencio y la tranquilidad de una pequeña casa en medio de la nada a las afueras de Wolf Trap.

William, ya de 18 años, decide entonces estudiar ciencia forense en la Universidad George Washington para dar clases en la Academia del FBI. Killian alienta a su hijo, a pesar de verlo cada vez más violento y hambriento. Aun así, siente que este puesto puede ayudarlo a pasar desapercibido en sus crímenes, ya que vería la forma de disfrazarlos mejor.

Nuevamente el tiempo corre, el hombre mayor ve a su hijo recibirse, pero no mucho más: muere en un accidente días mas tarde dejando a Will solo por primera vez en su vida. Sin nadie que sepa lo que es y lo ame tal cual, se retrae y aísla de todos a su alrededor. Dando a su vida un nuevo rumbo a recorrer, donde la oscuridad se pierde en el infinito y solo sus pasos se dejan escuchar.


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Elegante y sutil, el hombre degüella a su presa con el arte y la gracia propia de un pintor. Lo ve de lejos, cabellos oscuros cuyos rulos bailan en la noche, una estilada y sofisticada silueta que busca alimento en esas calles sin peatones. Y su olor, ese exquisito aroma dulce que logra fascinarlo. El rubio ve como el otro extrae con precisión y cuidado el hígado de su víctima, creando con el resto una bella pieza digna del mejor museo de bellas artes. Y desea que pronto sus caminos se crucen, que la soledad que siente desde hace años se desvanezca junto a una nueva vida llena de nuevos sabores.



Carnival of Rust -Hannigram-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora