Devil May Cry 4

Prólogo: Dios los cría y ellos se juntan.

Kyrie, la hermosa chica de cabello rojizo y vestido blanco, comenzó a cantar dentro de la enorme iglesia, en la cual veneraban a su "Dios" Sparda. Mientras la chica hacía esto, nuestro personaje principal corría por las calles de Fortuna, intentando llegar a aquella iglesia.

Durante su carrera, se le aparecieron gran cantidad de demonios, que derrotó en unos momentos. Desesperado, terminó con los demonios y continuó corriendo hasta llegar a la tan ansiada iglesia

La voz de Kyrie resonaba en la iglesia, bella como una preciosa sirena. Al terminar su hipnotizante canto, miró hacia un asiento específico, en el que Nero, nuestro protagonista estaba sentado, como si siempre hubiera estado ahí, pero con el rostro perlado de sudor.

Su Eminencia, Sanctus comienzó a hablar a los creyentes.

-Hace 2000 años, el caballero oscuro Sparda decidió enfrentarse a sus hermanos demonios - dijo el anciano, vestido con ropas de un carácter antiguo-, y blandir su espada por la Humanidad. A pesar de la valentía de la que hizo alarde en nuestro nombre, temo que muchos hayan olvidado ese inmenso sacrificio. En caso de que se repitieran los acontecimientos que motivaron la fusión del reino humano y el demoníaco, los humanos no tendríamos más remedio que asumir nuestra debilidad y aceptar la rendición. ¡Por eso, les pido que se unan! Y recen para que, en caso de volver al caos y la oscuridad de antaño, nuestro misericordioso Salvador nos proteja. ¡Oremos!

Mientras Sanctus hablaba, Kyrie se sentó junto a Nero, quien estaba aburrido de toda esa predicación. Kyrie encontró en su asiento una pequeña caja de hermoso color azul, ella supo de inmediato que era un regalo del hombre. Se sentó.

Mientras todos estaban en silencio orando, Nero se paró de su asiento.

- Nero... -dijo la chica- ¿Qué sucede?

- Me largo.

- Pero si todavía no ha acabado...

- Me está entrando sueño con tanto sermón.

Kyrie se paró y comenzó a seguirlo, pero Nero paró repentinamente su camino, ya que su brazo derecho, sostenido por un cabestrillo blanco, comenzó a brillar. Nero miró hacia el cristal que estaba a unos metros sobre Su Eminencia. El vidrio se hizo añicos y un hombre de cabello blanco, igual al de Nero, se apareció y cayó parado frente a Sanctus. El hombre sacó una pistola y le disparó en la cabeza a Su Eminencia, matándolo instantáneamente.

Todos en la iglesia dejaron de orar y vieron a aquel hombre, que había matado a su líder y tení su cara manchada de sangre.

- Su Eminencia!! -dijo Credo, el hermano de Kyrie, miembro de la Orden de la Espada. Muchos salieron corriendo, buscando un método de escape. Los demás desenvainaron grandes espadas blancas para atacar al asesino.

El asesino saltó y pateó a uno de los guerreros, tomó su enorme espada de acero,cuya empuñadura estaba decorada con forma de esqueleto humano de un lado y de un demonio del otro, y comenzó a apuñalar y cortar a todo el que pensara en luchar con él.

Nero tiró de Kyrie, a quien accidentalmente se le cayó la caja de las manos, y la guió hacia una salida.

- ¡No! -gritó Credo al ver el cuerpo de Sanctus.

Antes de que pudiera salir finalmente, Kyrie vio al extraño acercarse a Credo, quien estaba sosteniendo el cuerpo muerto de Su Eminencia.

- ¡Credo! -la chica corrió hacia él, pero cayó al suelo al ser empujada por alguien.

- ¡Kyrie!

El extraño se situó frente a ella, con la espada en la mano; pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa, Nero corrió y saltó hacia el asesino, golpeándolo con una potente patada y enviándolo por los aires varios metros. Nero se hizo hacia atrás y sacó a Blue Rose, un gran revolver de dos cañones, modificado para poder herir demonios, y le disparó al extraño, quien bloqueó las balas con su espada. Nero dio un gran salto y pateó con todas sus fuerzas la espada del hombre, incrustando el arma en la cabeza de la gran estatua de mármol de Sparda. El extraño, quien estaba en uno de los brazos de la estatua, sacó dos pistolas con las que apuntó a Nero, que estaba en el otro brazo, apuntándolo con su revolver.