Jack el zorro albino

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Vivir como un artesano de cuero dentro de las murallas de un gran castillo tiene muchas ventajas, pues cuenta con protección, comercio, mercado, guardias armados, que mantienen el orden dentro y fuera. Más a Jack le aburría enormemente este hecho, el deseaba con todo su corazón volverse un caballero de la guardia real de los aullantes. Feroces lobos entrenados para ser el mejor batallón de la corona del rey, pero ser un débil zorro lo limitada y su color que resaltaba a la vista tampoco ayudaba mucho. Sus ojos brillaban de deseo al ver marchar  a la guardia real, sus brillantes armaduras y su disciplina, simplemente era un deleite. Casi como ver la puesta del sol, observar con admiración tal magnífico espectáculo y no aburrirse nunca, pero a la vez se mortificaba en ver su sueño pasar tan cerca y ni siquiera poder tocarlo.

Un buen día, Jack paseando por las calles del castillo, con su agudo oído logró escuchar los gritos de un ratón pidiendo ayuda. No lo pudo ignorar y sin pensarlo, casi cegado por el impulso de ayudarlo,  simplemente corrió sin detenerse. Sin ningún plan continuó, hasta que logro visualizar al pobre ratón que estaba siendo amarrado por unos perros callejeros, los cuales no lograron escuchar al zorro acechar. Jack logra saltar sobre uno de ellos mordiendo su ojo, casi como un depredador lanzándose sobre su presa. Sin embargo no tuvo mucho efecto, lo lanzaron lejos de un fuerte golpe, que lo tiró contra unos barriles que causaron el sonido suficiente para atraer la atención de los guardias. Y así logró salvar al ratón, quien le agradecía por su ayuda casi inentendible, entre miedo y lágrimas brotando.

Una tarde en la que este curioso zorro se encontraba trabajando en un taller artesano, un mensajero apareció por el umbral de la puerta con una carta con el sello real. Tal fue su sorpresa, que pensó que era una equivocación, pero tras abrirla y leer su contenido pudo ver que se trataba de una invitación. Era el mismísimo comandante en jefe de la guardia real, quién lo llamaba a participar en el proceso de selección de mañana como invitado honorable, sentado cerca de un árbol, miró al cielo y arrugó la carta tirándola al suelo. Era imposible que alguien como él tuviera oportunidad, todo se lo impedía, en especial su falta de experiencia. Fueron los guardias de aquel día quienes comentaron dentro del batallón, que existía un chico tan valiente como para enfrentarse a cualquier cosa con tal de ayudar a los débiles. Por ello que tal carta, ya tirada, fue especialmente enviada a él. Al noble zorro.

La noche regalaba una hermosa luna llena, mientras Jack sobre un sauce observaba la nada. Las personas ya resguardadas en sus hogares hacían sentir vacía la ciudad. El silencio otorgaba tan solo poder escuchar su respiración y pensamientos, la selección de la guardia se había realizado ese día y muchos estaban sorprendidos porque el noble zorro jamás apareció, dentro de él sentía que había perdido un sueño, el sueño de su vida. Una simple frase lo trajo de vuelta a la realidad, parado a los pies del sauce se encontraba una tortuga la cual vestía con uniforme de milicia. ¿Por qué tan solo? Dijo la tortuga, Jack no podía articular palabra alguna pues se trataba del comandante en jefe de la milicia real, ¿sabes qué pasa con un pez que quiere ser ave? Preguntó la tortuga mientras se paseaba alrededor del viejo tronco, falla, dijo con voz ronca y cargada de sabiduría, cuando el pez entiende que puede ser más rápido y fuerte en el agua si solo acepta que es un pez, es cuando el ave querrá ser pez y no al revés. Dicho esto se alejó de Jack,  el cual al fin entendía el origen de su miedo,  jamás volvería a permitirse tal error dos veces.

Un suave amanecer iluminó la tierra, más un alma no yacía como todas, esperaba ansioso listo para saludar al sol, el cual parecía llegar tras sus pasos. Su mirada había cambiado y enfrentaba al día con firme resolución, la misma que usaría camino al castillo para entrar. Mientras avanzaba, ya a unos metros de llegar a su destino, una silueta que le parecía familiar lo esperaba con una sonrisa, su consejo fue escuchado  y asimilado por la joven promesa.  Jack lo observo con ojos llenos de gratitud para luego entrar al castillo,  ya dentro, solicitó la prueba para ingresar a la guardia real y luego de unas largas horas de exámenes físicos, mentales y de destreza.  Jack logró ser aceptado como aprendiz de caballero, sintiéndolo como el real inicio de su vida, al estrechar finalmente las manos de la tortuga. Al cabo de dos años Jack se encontraba con las competencias necesarias para unirse a un escuadrón. Se le fue asignado con el comandante en jefe Lobo Grym, una leyenda por esos lares y la sub comandante gata Isis. Ambos a cargo del grupo y las misiones que se le son asignadas cada cierto periodo, dependiendo de las necesidades del reino.
Isis al transcurrir el tiempo entrenaría con mayor fuerza las habilidades naturales de este zorro, puesto que gran parte del día la pasaban juntos. Y Grym sería quien templaría su carácter y concentración en combate. Más que un grupo, se formó una segunda familia para él. Una manada inquebrantable en la cual persevera el honor, la lealtad, templanza y por sobre todo nobleza.

El castillo ardía en llamas, pues la batalla con el reino vecino de los reptiles había empezado, hace dos semanas que se enemistaron, pues hoy la guerra había iniciado. El hogar de Jack estaba siendo asediado, todo por lo que había luchado durante años para proteger se estaba volviendo cenizas antes sus ojos, pero ya no era más el zorro que salto a defender a una rata sin fuerza alguna, era un guerrero hábil con una destreza igualada solo por Isis. La lucha por defender el reino había tomado un día completo, las fuerzas del reino entero estaban exhaustas, Jack, Isis y Grym junto a sus compañeros hombro a hombro defendían la entrada al castillo, ya que habían abierto una brecha en la gran puerta. Grym gritaba con alentadora y marcada voz ¡No dejen pasar a ninguno de ellos, si mueren que sus cadáveres les estorben el paso! Mientras al unísono respondían ¡Si señor!. La batalla por la puerta duro horas, las fuerzas del reino luchaban en distintas partes del castillo y los alrededores, mientras que el escuadrón de Jack continuaba defendiendo con todo lo que tenían la entrada. Grym fue herido, Isis se encontraba inconsciente, solo Jack y otros cinco miembros permanecían de pie, cuando una nueva oleada intento atravesar pero la respuesta fue inmediata, el sonido de espadas y gritos se volvió un concierto el cual finalizo con Jack de pie  frente a tres reptiles, era una pelea desigualada, pero Jack no era motivado ni guiado por su miedo, saltó hacia atrás  en  una rápida maniobra tomando la espada en el suelo, defendió un golpe, dos, tres, lanzo un contra golpe hiriendo a uno de ellos en su ojo haciendo que  abandonara el combate. La pelea se había igualado un poco, el zorro estaba cansado mientras estos dos se lanzaban al ataque al mismo tiempo, lanzó su espada a uno de ellos enterrándola en su mano , el grito de dolor le dio oportunidad para avanzar contra el segundo tomando su espada, un forcejeo donde perdió en fuerza y Jack fue lanzado contra la pared a punto de ser atravesado por una espada, este en su destreza toma la espada por el filo sacrificando su mano para desviarla, mientras que con la otra toma un pedazo de madera que estaba en el suelo y lo entierra en la garganta de su rival, ambos caen y Jack alcanza a divisar una tropa real antes de caer inconsciente al piso.

La tropa que acudió en la ayuda del escuadrón de Grym, fueron testigos del valor de Jack al defender la puerta y a sus camaradas, en una pelea desigualada de tres reptiles versus un zorro en la cual salió vencedor, a Jack se le entrego el título de Caballero real y la posibilidad de formar parte de la Guardia de los Aullantes, Isis también fue elogiada y Grym seria recordado por ser uno de los que entrego su vida para proteger el reino.

Jack vuelve a su antigua tienda de artesanías donde vivían sus padres para mostrar orgulloso el nuevo título obtenido y con él su sueño al final alcanzado. Esa noche Jack y su familia hablaron, rieron y lloraron las pérdidas de aquel evento, en cuanto a Jack durmió en la casa de sus padres por primera vez en casi tres años desde el inicio de su aventura, encontrando tranquilidad en su mente y su corazón.

Jack despertó a la mañana siguiente, no para ir a ver a la guardia de los aullantes pasar como lo había hecho siempre, esta vez lo haría para formar parte del desfile en dirección al castillo, recordando al avanzar sus días pasados, todo lo que había vivido y lo que le quedaba por vivir, pues Jack sería una leyenda en años venideros, pero eso, eso amigos, es otra historia.

                                     -FIN- 

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