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 Era cerca de la medianoche, y yo seguía despierto. Mi recámara estaba iluminada por la tenue luz de la luna llena que entraba por el ventanal, la brisa nocturna agitaba suavemente mis cortinas de terciopelo. Había hecho a un lado los pesados cobertores de mi cama, la noche se sentía más calurosa y húmeda que de costumbre. Y yo no podía dejar de pensar en Yoongi.

¿Por qué había hecho esos comentarios en la cena? El siempre disfrutó provocarme, pero ¿a qué se refería con que yo jamás me casaría con una mujer? ¿Acaso era yo tan obvio? ¿Cómo podía ser que mi hermano supiera lo que yo era antes que yo?. Dejé escapar un largo suspiro en la soledad de mi cama. Sentía que aun siendo un bastardo, Yoongi era más libre que yo. Él podía follarse a todos los mozos de cuadra que quisiese siempre y cuando no lo descubriesen; la sodomía se pagaba con la horca en el reino de Valyria. Mientras que yo estaba destinado a compartir mi cama con alguna noble que no amase.

Aun así, debía olvidar los pensamientos impuros que me acosaban. Desear a un hombre ya era de por si inmoral pero ¿mi propio hermano? Lo peor de todo era que mi polla se estaba poniendo dura bajos las sabanas una vez más. Deslicé mi mano hacia abajo, mientras recordaba a Yoongi follando  a Hoseok el muchacho del establo.

Alguien golpeo mi puerta, interrumpiendo mi autosatisfacción. Me ajusté los pantalones y encendí una vela.

-Jim...soy yo....-Yoongi susurró del otro lado -Ábreme...

Mi corazón saltó dentro de mi pecho, creí que iba a explotar. Mi cabeza me advertía que esto sería un error; recordé brevemente al Lord asesinado por su hermanastro. Pero todo mi ser clamaba por abrir esa puerta y contemplar los ojos grises de mi hermano. Me incorporé de la cama, con mi pecho al descubierto y abrí la puerta. Yoongi estaba de pie con su sonrisa lobuna.

-¿Qué quieres?- le pregunté

-Traigo una ofrenda de paz- Yoongi me mostró la botella de vino que traía escondida bajo su capa. Seguramente la había robado de la cocina. No pude evitar sonreír.

-Sabes que no bebo-Le dije, mientras las cosquillas subían de mi estómago hacia mi garganta.

-¡Oh, vamos! ¿No vas a compartir un trago con tu hermano?- Yoongi fingió estar ofendido y se metió en mi recámara sin permiso. Cerré la puerta detrás de él; su presencia en mi dormitorio hacia que las rodillas me tiemblen. Había algo peligroso y excitante en toda la situación.

-Qué bonita recamara tiene el principito....cortinas de terciopelo....no como el chiquero que me concedieron a mi....-Yoongi dio un rápido vistazo a mi cuarto antes de sentarse al borde de mi cama.

-N-no tengo copas- mi voz temblaba.

-No importa-Yoongi destapo el vio usando sus dientes, lo cual me hizo reír por lo bajo. Me senté a su lado, al borde mi cama ¿Por qué no usé una silla? Tal vez porque la presencia de Yoongi me atraía, a pesar de asustarme. El olor a uvas fermentadas invadió la corta distancia entre nosotros y Yoongi me ofreció la botella -La realeza primero.

Tomé un breve sorbo y el sabor agridulce me invadió mientras Eric no apartaba su mirada salvaje de mí. El vino era fuerte, y me vi obligado a toser mientras mi garganta ardía.

-No bebes muy seguido... ¿verdad?"-Yoongi reía mientras me quitaba la botella de las manos.

-Te lo he dicho- Afirme mientras me aclaraba la garganta. El vino me había hecho entrar en calor rápidamente, o tal vez era la cercanía con mi hermano lo que hacia mi piel arder.

Yoongi  tomo un sorbo largo, y observe su cuello pálido, las venas azules que sobresalían de él. Sentí el impulso de recorrerlas con mis dedos y labios, pero no lo hice.

Blood Ties |YOONMIN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora