¡Ja, ja, ja! Reía un loco ¡Ja, ja, ja! un loco reía y me acerqué a un hombre y la gente me decía que estaba loco y yo me acerqué al loco y el loco reía ¡ja, ja, ja!, pero acerqué al loco y el loco reía ¡ja, ja, ja!, pero el loco dormía, pero también se reía y no lo entendía y no lo entendía y me acerqué y vi, su cuerpo y quise quedar dormida y ver su sueño y saber por qué reía ¡ja, ja, ja!, el loco reía y no lo entendía y me acosté a su lado y entré en su sueño y fíjense lo que soñaba, ¡ja, ja, ja!, otra vez reía y no lo entendía y su sueño vi. Un cielo limpio y azul y rozándolo altas montañas y en su parte más alta, un manto fino de plata, donde el sol se reflejaba. ¡Ja, ja, ja!, el loco reía y no entendía el porqué de su risa, viendo lo que veía, las laderas de las montañas, llenas de árboles frondosos, valles llenos de olores diferentes gracias a las diversas plantas que en ellos crecían, grandes extensiones, con flores de distintas formas y colores, ¡ja, ja, ja!, el loco reía y yo no entendía.
Pajarillos que cantaban y llenaban de alegría, los animales anidaban y sentían la sensación de vida, un río bajaba de la montaña y sus cristalinas aguas se regocijaban, ¡ja, ja, ja!, el loco reía, ¡ja, ja, ja!, reía el loco y no lo entendía.
De sus cristalinas aguas, peces de todas las formas saltaban y crecían.
La tierra era vida y la vida reía. ¡Ja, ja, ja!, el loco reía y no lo entendía y su sueño seguía y la tierra era la madre de la vida, ¡ja, ja, ja!, el loco reía y no lo entendía y me fui de su sueño y desperté a la realidad y el loco reía y le miré triste, porque no lo entendía.
Y empecé a caminar y miré hacia el cielo, acordándome de lo azul y limpio que lo vi en el sueño, y me quedé confundido, porque vi un humo negro que salía de él. ¡Ja, ja, ja!, el loco reía y miré sobre mí y vi grandes edificios que se construían, y no vi el campo donde las flores crecían, ¡ja, ja, ja!, el loco reía y me sentí furioso, porque no lo entendía. Y miré al fondo, muy lejos, donde estaban las montañas y las vi llenas de cosas extrañas, no eran árboles, no había. Eran cosas que las destruían, ¡ja, ja, ja!, el loco reía y no lo entendía, y me acerqué al río y vi que los peces morían. El agua era turbia y mal olía.
¡Ja, ja, ja!, el loco reía y no lo entendía y busqué los animales que en el sueño veía y encontré la desolación que existía, y los hombres iban de cacería, y los animales morían, ¡ja, ja, ja!, el loco reía.
Y ahora dos lágrimas por mi cara corrían, porque al fin entendía de lo que el loco reía, la vida moría, al igual que la belleza. La tierra sufría, porque de ser un jardín deseado donde todo florecía, venía a ser un vertedero donde los humanos vivían y se autodestruían.
Yo también estoy loco, ¡ja, ja, ja!, que gran ironía, que predican con filosofía los que por la espalda destrozan la vida, la vida de la tierra que nos fue concebida.
¡Ja, ja, ja!, ¡qué triste es la vida!, ¡ja, ja, ja!, ¡qué triste es la vida!, ¡ja, ja, ja!, ¡qué pobre tierra mía!
Ya me llaman loco, ¿pero quiénes son los locos, yo, o los que destruyen mi vida?
Y seguí caminando, con la cabeza agachada y mis pensamientos bullían a las preguntas: ¿medio ambiente y vida del planeta azul?
Tanto había oído a políticos y personas de grandes estudios que mi mente estaba confusa. Seguían resonando las risas del loco, la gente Pasaba a mi lado con la cara seria y deprisa.
Vi un pequeño árbol y lo acaricié. De sus hojas una cosa negra desprendía, y como queriendo darle fuerzas al arbolito, lo acaricié con suavidad, quedando mi mano negra de hollín. La gente me miró y siguió sin darle importancia a lo que veía.
Vi a los niños jugar, en medio de latas y se divertían mientras que en sueños recordaba otra imagen, y no era esta.
Todos hablaban de lo que hacían por mejorar nuestro ambiente y nuestra vida, y yo me preguntaba si era verdad todo lo que decían viendo lo que yo veía, y mi pena era la del loco, porque él reía, pero yo no podía. Y a mí las lágrimas venían, y vi una pequeña flor que trataba de izarse a la vida y la cogí entre mis manos, con su pobre tierra, y la metí en una lata y la llevé a mi casa y la acaricié y la regué, y con los rayos de sol traté de que volviera a la vida y a los pocos días la flor era de una belleza viva, y me sentí contento y recé para que todos hicieran lo mismo y a la tierra le dieran vida, a los ríos limpieza, a los mares sus peces, a las montañas sus árboles y a los niños una tierra digna y limpia.
Así, mi medio ambiente sería lo que el loco en su sueño veía: Un mundo lleno de alegría, alegría a la vida ¡ja, ja, ja!, ya estoy loco, pero loco de alegría, porque la vida volvería y jamás sería destruida.
Fin