Soy el rey del mundo

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Eire le miró fijamente,incapaz de moverse.Intentó cruzar la calle hacia él,pero un coche pasó a toda velocidad impidiéndole cruzar.Entonces todo pasó muy rápido.Mientras el coche pasaba,sintió una leve caricia en la mejilla.Cuando el coche desapareció,el chico ya no estaba.

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Axel corría a la máxima velocidad que se lo permitían sus largas piernas.Se metió en un callejón y se apoyó de espaldas en la pared,con la cabeza entre las manos y los codos sobre las rodillas.Se deslizó lentamente por la pared hasta quedar sentado.Respiraba pesadamente y el pulso le martilleaba en los oídos.Había sido un estúpido.Un jodido estúpido.Su reacción había sido precipitada e impulsiva.Lo había congelado todo.Ahora ellos sabían que él continuaba en la ciudad.Y Joaquín iría a reclamarle que hacía allí.Por no hablar de los posibles recuerdos que Axel hubiera podido despertar en Eire.Y las preguntas que se haría ella.Pero,a pesar de todo,Axel no se arrepentía.Sentía que había valido la pena.Porque ella le había visto,le había mirado y se había dado cuenta de que él era alguien importante.Había sido diferente de cuando le miró en la discoteca.La poca iluminación solo la había permitido ver el perfil de un extraño,sin poder distinguir sus rasgos.Le había mirado como un posible fichaje para otra noche.Esta vez,no.Esta vez le había mirado como quien sabe que conoce a alguien pero no recuerda de qué.Le había dedicado una mirada de plata líquida que le hizo replantearse toda su situación.Le hizo desear llevarsela muy lejos.Donde estuvieran a salvo,si es que existía ese lugar.Y antes de cumplir ese impulso,se aferró a su último resquicio de cordura.Congeló todo y le acarició la mejilla.Y después salió corriendo,planteándose que hacer ahora.Sabía que mientras no recordara ella estaría a salvo,pero eso ahora mismo estaba en segundo plano.Las cosas habían cambiado.Ella le había visto.Él había dejado de ser una sombra.Sabía que ella le buscaría.Y no le encontraría a menos que él se dejara buscar.Y Axel estaba seguro de que,al final,se dejaría encontrar.Porque Axel quería que ella recordara todo como él lo hacía.Quería dejar de ser un jodido recuerdo enterrado en la memoria de Eire.Quería volver a tenerla con él.

Enterró la cabeza entre las manos y gritó,dejándose la garganta.Queriendo liberar su frustación y dolor.Buscando a alguien que le escuchase.Aunque solo le valía una persona.Eire Ayala.

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Eire estaba sentada en la azotea de su edificio,con las piernas colgando hacia fuera.Hacia rato que había anochecido.A su lado tenía una botella de champán.Dió un largo trago sintiendo el frío líquido deslizarse por su garganta.Recordó otra vez al chico de ojos negros.Era imposible que hubiera huido de allí tan rápido.Y además¿Por qué se había ido?Con su fuga solo confirmaba que   Eire y él se conocían.Y que había algo de lo que Eire no debía enterarse.Probablemente relacionado con él.Sino su fuga carecía de sentido.Eire dio otro trago a la botella de champán y se levantó,en precario equilibrio sobre el extremo de la azotea.

-¡Soy el rey del mundo!-gritó,igual que Leonardo DiCaprio en Titanic.Se rió,completamente borracha.Y cayó hacia atrás,hacia el suelo de la azotea.

El recuerdo la asaltó como un vendaval.

Ella estaba sentada en la azotea,en la misma postura de hoy.Pero con una diferencia.Estaba acompañada.Una chica de cabello negro,sujeto con una cinta fucsia la miraba divertida,apoyada con los codos sobre el borde en el que Eire se sentaba.La chica llevaba una camiseta blanca holgada y de manga corta junto con un chaleco negro y unos pantalones negros rotos.Unas botas de motero,completaban el look.Además llevaba un colgante en forma de estrella de seis puntas,la estrella de David.Eire se sorprendió al saber que ella llevaba tatuada esa misma estrella en la cadera.Y que el colgante había sido regalo de Connor,su hermano.

Él último día que la víDonde viven las historias. Descúbrelo ahora