En un infierno sin fin

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* Espero que disfruten de esta historia como yo escribiéndola. 

*Recomiendo escuchar la canción principal de Guts compuesta por Susumo Hirasawa para el animé de Berserk de 1997. No sé por qué, pero al menos yo sentí que quedaba bonita de fondo, o por lo menos, en los últimos minutos de historia.

* ¡¡¡Advertencia!!!: Contiene posibles spoilers del manga.

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En realidad, ninguno de los dos sabían cómo habían llegado a eso. Sólo sabían que al unir sus labios pareciese que toda aquella pesadilla eterna, que toda esa guerra maldita no era más que una ilusión, un mal sueño del que uno despierta aliviado y empapado de sudor. Eso era lo que sentía Jean al menos, al ver los grandes ojos azules de Armin acercase, claros, transparentes, como el del agua de aquel estero en el que solían nadar desnudos en las tardes de primavera y verano, como un ritual para limpiar sus cuerpos, y lo que se extiende más allá de éste, ese algo que Armin sentía, invisible a los ojos humanos, pero más perceptible que el mismo aire que entra por sus narices hasta sus pulmones, ese algo indescriptible que hacía una especie de combustión dentro de él cada vez que se quedaba a solas con Jean, y podía hacer, con libre albedrío, lo que a nadie nunca le habría podido confesar que le gustaba hacer: Acariciar el cabello de Jean, color almendra, al igual que sus ojos, al igual que su aroma, mezclado con pinos silvestres y tierra seca. Le encantaba más de lo que le gustaba admitir acariciar la naciente barba en su mentón, haciéndole cosquillas con ese suave pinchazo que producía sobre su piel.

- Ha crecido mucho. - comentó Armin a modo de observación mientras le acariciaba los cabellos castaños desde el cuero cabelludo hasta las puntas.

- Sí, y lo dejaré crecer a aún más.- Recostado en la hierba, Jean podía parecer tan dócil como no lo era a los ojos de nadie más que de Armin, y el muchacho rubio se sentía tan especial y único al ser el afortunado de conocer esa faceta de Jean, faceta que personas contadas con los dedos de una mano conocían de verdad.

*

Los días iban pasando, y para Armin, la depresión se iba convirtiendo peligrosamente en algo común.  No solo se trataba de lidiar con las continúas discusiones con Eren, quien insistía tercamente en viajar por su cuenta al continente de Mare para ejecutar por su cuenta planes guiados por sus sentimientos de odio y venganza. Con el invisible pasar de los días, los dos amigos de la infancia, se volvieron desconocidos hasta un punto sin retorno. Quizás pudo haber resistido, si no fuera porque además, tuvo que cargar con el peso de entrenamientos excesivamente duros para investigar, en el menor tiempo posible, todo relacionado con el nuevo poder adquirido que ahora cargaba en sus venas, sin contar con la desestabilidad física y mental que ello traía por consecuencia: las visiones de experiencias y recuerdos ajenos ahora estaban tomando posesión de él incluso en las horas en las que permanecía consciente, mezclándose con la realidad, sin contar que un experimento que requiriese más de una transformación lo debilitaba por días enteros en los que debía resignarse a la única ocupación de mirar el techo que se extendía sobre su cabeza, recostado en la cama. A veces el techo llegaba  a parecer tan lejano como la atmósfera, esperando a que Jean regresara por la tarde, cuando Hange se daba cuenta de que ya había anochecido y mandaba a su nuevo ayudante a descansar. Además, la inmensa responsabilidad de tomar el lugar de Erwin como cerebro del ejército y los ojos acusadores de quienes aún no aceptaban la pérdida del fallecido comandante, le recordaban a todo momento que morir en aquel tejado abandonado era la mejor opción de todas, opción que no le fue concedida.

*

- Armin! - La voz de Jean se esparció a través de los árboles y la espesura del bosque. El sonido de las botas contra la tierra y el césped se iban acercando al tronco tras el cual se ocultaba Armin con la cabeza apoyada en las rodillas y los brazos ocultando su rostro. Pero él no quería ser encontrado, no estaba listo para ser encontrado.

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